El nuevo diácono pertenece a una respetada y numerosa familia de Cucullú, una localidad vecina a San Andrés de Giles. Sus 11 hermanos junto a su padres supieron sobrellevar los embates de la pobreza por medio de un trabajo honrado y una educación sacrificada, apoyada fundamentalmente en la fe cristiana. Eugenio ha tenido varias y particulares experiencias de trabajo en su pueblo, tales como obrero en una panadería, cuidador de caballos en un haras y especialmente la mayor aptitud la tuvo como cortador de ladrillos. Durante años se lo pudo encontrar como servidor cada fin de semana en la Basílica de Luján. También es de destacar su espíritu deportivo.
Con un templo colmado (en buena parte por los familiares y vecinos de Cucullú), con la presencia de numerosos sacerdotes y la totalidad de los seminaristas del Seminario Santo Cura de Ars, donde recibió su formación, se celebró la santa misa de ordenación. En la homilía, Mons. Agustín Radrizzani destacó el sentido del servicio diaconal, que ha de alimentarse de la Palabra y ha de concretarse en la atención caritativa de los pobres y necesitados. “La fuente del servicio será siempre la contemplación del corazón de Cristo” – dijo el obispo- y puso como ejemplos a la santísima Virgen, al santo cura de Ars y al cura Brochero.