Invitamos al cierre de nuestro Encuentro a Marco Enríquez Ominami (ex candidato a Presidente de Chile en la última elección) como parte del objetivo central de esta reunión: la reafirmación de nuestra identidad. Porque en su historia está nuestra lucha. En su mensaje, nuestros valores. En su juventud, nuestro compromiso con el futuro.
El GEN nace como un símbolo de la rebeldía democrática frente a la crisis de representación de los partidos tradicionales, con la mirada puesta en las generaciones por venir, y como una propuesta de cambio en la práctica política.
El objetivo de la política no somos nosotros mismos, sino la búsqueda de lo Justo y de la felicidad compartida para todo el pueblo.
Los Grupos interactuaron toda la mañana bajo cuatro consignas: Imaginar lo Imposible-Enamorarnos del Desafío-Pensar un Plan-Trabajar para conseguirlo. Allí ubicamos como objetivo la recuperación de la Utopía más la Acción. Volver a creer en las cosas simples. Creer en lo que no se ve. Creer en el futuro y trabajar para alcanzarlo.
Buscar la construcción de un Frente también forma parte de nuestra Identidad. Resolver las tensiones propias de la identidad partidaria y de la identidad frentista, que no se contraponen, sino que se retroalimentan. Vamos a un Frente no por conveniencia, sino por convicción, para disputar poder real con capacidad transformadora. No queremos ser eternos opositores. Queremos demostrar que se puede gobernar con capacidad, honestidad y compromiso social con los sectores más vulnerables.
Debemos poner en valor lo colectivo por sobre lo individual o lo sectario. Luchamos por el poder para crear, enseñar, ejemplarizar, transformar.
Buscamos un Frente pero también vamos a hacer valer nuestro poder territorial. No simplemente en la búsqueda de un pedazo de poder. Sino por el valor que tiene una organización federal en la interpretación y ejecución de un programa para un país integrado. Vamos a defender al GEN en cada porción de nuestro territorio nacional, porque nadie mejor que el GEN de Tucumán para representar a los trabajadores de la salud o a los pequeños productores cañeros. Porque nadie mejor que el GEN de San Juan para explicar la depredación de la riqueza minera en perjuicio de los recursos y el ambiente, y el agua. Al GEN de Misiones y Corrientes porque expresan la lucha contra la pobreza. Para discutir en serio la educación y el papel de las universidades tenemos que tener al GEN de San Luis. Y a los GENES de Córdoba, Santa Fe y Entre Ríos por el conocimiento del potencial que tiene ese territorio para el proyecto de país. Al GEN de Santiago porque allí tenemos a las mujeres campesinas. Al de la provincia de Buenos Aires por la representación de sus intendentes y por los extraordinarios liderazgos regionales y por el conocimiento de la problemática del Conurbano, central para un proyecto nacional. Y al GEN de la Ciudad de Buenos Aires, porque aquí más que en ningún otro lugar es donde hay que articular un frente amplio y progresista que desplace a la derecha del gobierno local.
No vamos a entregar nuestra Identidad en ningún proyecto meramente electoral. No vamos a perder los rasgos políticos de nuestra identidad, ni los valores amasados. No vamos a resignar la ética del progresismo en la mera disputa de espacios en las listas.
Queremos ir a un Frente para romper la polarización entre Cristina y Macri, que exhibieron este fin de semana en Villa Soldatti su peor cara (bueno, el gobernador de la provincia ni siquiera puso la cara), con especulaciones estúpidas, que ya no se tiran con bolsas de basura sino con muertos. No queremos elegir entre fachos de derecha o fachos con ropaje de izquierda. Hay que terminar con los que hacen negocios políticos o económicos con la desesperación de la gente
El crimen de Mariano Ferreyra ya había sido una luz de alarma. ¿Cuánta más gente tiene que morir para que la presidenta se haga cargo de desactivar este coctel explosivo de violencia que conforman las patotas sindicales, la corrupción, la inseguridad y la inflación con pobreza?
Queremos participar de la génesis de un nuevo proyecto de país. Estamos mirando el año electoral, pero también ponemos la mirada un poco más allá. Reconocemos el sueño común de la Argentina justa que es lo que moviliza nuestra acción colectiva y comprometida, para que definitivamente se distribuya el poder, la riqueza y las oportunidades en manos de todas y todos.
Argentina necesita una verdadera revolución educativa, para que el país no se nos caiga del mapa del mundo. Y para que muchos jóvenes no se caigan del mapa de la Argentina. Para garantizar el acceso al conocimiento y a las herramientas de la tecnología como un desafío para la inclusión. Sin educación seremos testigos de manos atadas frente a los cambios del mundo y sin herramientas para el desarrollo productivo como pilar para una vida digna. Que la educación sea un derecho y no un privilegio determinado por el mercado. Necesitamos cultivar el pensamiento estratégico orientado a un proyecto nacional y sostenido en la voluntad de la mayor parte de la sociedad.
Cambiar las cosas depende de lo que estemos dispuestos a hacer. Necesitamos liderazgos que se pongan al frente. No hay políticas en salud ni en educación, ni en vivienda, si no hay una Buena Política, sana, transparente, eficaz, con ciudadanos que elijan libremente y liderazgos éticos y confiables que aseguren la libertad individual y la justicia social. Lo que hay que asegurar es el futuro.
Frente a nuevas realidades, tiempos y desafíos, debe haber nuevas responsabilidades
Frente a la globalización, las respuestas no pueden ser la defensa y el repliegue. Hay que desarrollar una economía competitiva con capacidad de incursión en el mundo, y cuya base y objetivo sea el bienestar de todas las argentinas y argentinos, con más y mejores empleos.
Hay que pensar los cambios en el modelo de desarrollo, basado en la innovación, con menor uso de los recursos naturales y que asegure mejores condiciones ambientales.
La economía social debe ser el motor del crecimiento y del desarrollo. Y la responsabilidad empresaria, no se debe mostrar en las donaciones que registran los balances en el final del ejercicio; sino en su capacidad de garantizar buenas condiciones laborales, ingresos dignos, derechos sindicales y de los consumidores, preservación del ambiente y el reparto de las ganancias con los trabajadores
A las mujeres: nos enorgullece todas las que han encabezado las grandes luchas; las madres de la Plaza de Mayo como ejemplo doloroso contra la dictadura; las Abuelas que siguen recuperando nietos con el valor humano e histórico de cada identidad devuelta. Las madres del dolor, unidas en el reclamo de justicia. Las madres del Paco, que mostraron una sociedad en estado de emergencia con mujeres que no bajan los brazos. Y también las que pelean todos los días para sostener sus hogares y para abrir nuevos caminos. Tenemos un compromiso urgente con las mujeres porque cada una es símbolo de la lucha por una sociedad justa, mejor, para que lo peor del pasado sirva para construir el mundo que soñamos. Tenemos un compromiso por la lucha histórica y por la lucha presente.
A los jóvenes: reivindicamos la presencia juvenil del GEN, en la militancia, en los equipos técnicos, en la política 2.0 desde donde nos han abierto los ojos a este nuevo mundo en donde ellos están por delante nuestro. Queremos una sociedad libre de violencia para estos jóvenes. Queremos verlos y tenerlos como parte de una futura gestión de gobierno en la que también ustedes puedan desplegar sus capacidades y vocaciones
La sociedad misma debe ser la base del proyecto transformador, con participación y compromiso.
No pedimos cambios, sino que hemos cambiado
Somos un partido sin próceres en nuestros cuadros, pero con militantes que despliegan sus banderas.
Somos un partido sin una larga historia, pero con muchos valores.
No vamos a volver al punto de partida. Hemos crecido y avanzamos
No vamos a perder la rebeldía frente a lo que se nos presente como inexorable.
Vamos a sostener la audacia de la esperanza. Y el valor del compromiso solidario en la lucha por alcanzar el sueño de la felicidad compartida