Queridos hermanos y hermanas en el señor:
1) Nos disponemos a iniciar pastoralmente este 2011, asumiendo integralmente los diversos aspectos de la realidad que nos toca vivir: el gozo y la esperanza, la angustia y la tristeza de los hombres de nuestros días[1]. Quisiera que trabajemos juntos, como discípulos misioneros del Señor para que su Vida se prolongue en nuestra arquidiócesis y abundantemente podamos dar los frutos que el Señor espera.
2) Objetivos que orientan el trabajo pastoral:
2.1 Será el año de la vida. El Papa Benedicto XVI nos ha señalado este tema como motivador de toda la tarea eclesial. Promover el respeto, el desarrollo, la plenificación de toda vida humana, desde el inicio hasta su muerte natural. Les pido tener muy en cuenta que la fuente de la vida es El y por lo tanto, hemos de promover en encuentro y la comunión con Jesús, manifestación humana de la vida divina para que nosotros nos divinicemos.
También la Conferencia de Aparecida tiene como tema principal la vida (aparece la palabra unas 630 veces en el documento) ya desde el lema “Discípulos misioneros para que nuestros pueblos, en El, tengan vida”. Seguro encontraremos allí inspiración para nuestra tarea pastoral. Añado a la presente la carta de la CEA que invita a profundizar el tema de la vida. .
2.2 A nivel arquidiocesano, será el año de preparación de los agentes pastorales para una renovada misión, en sintonía con la Misión Continental, propuesta por Aparecida. Creo necesario subrayar una vez más que no se trata de una misión concebida como un trabajo puntual en un espacio determinado y durante un tiempo (tres o seis meses en este determinado territorio) sino mas bien es una misión que comprende una actitud vital: lo que hemos visto, lo que hemos contemplado es lo que les anunciamos (1 Jn. 1, 1-4). Tampoco se trata de salir a misionar porque “no tenemos gente”, sino porque plenificados por Jesús, queremos darlo a conocer a todos: es lo mejor que nos pasó y nuestra alegría mayor es comunicarlo (cfr. Aparecida, 29).
Es una necesidad imperiosa vivir una fe coherente, que se transparente en toda la vida.
2.3 otro objetivo para este año será una toma de conciencia y un trabajo de todos por las vocaciones sacerdotales. Necesitamos obreros en la viña del señor para lograr los objetivos de Jesús: que el Padre sea glorificado y venga a nosotros su reino.
– cada sacerdote está invitado a dirigir espiritualmente a los jóvenes, para que a través de una vida comprometida con la fe puedan escuchar el llamado del Señor.
– también cada sacerdote, con el testimonio alegre de su propia vocación es signo claro de la llamada para otros.
– toda la comunidad cristiana es responsable de suscitar, acompañar, fomentar y alentar las vocaciones consagradas. Invito en particular a celebrar especialmente el domingo del Buen Pastor (15 de mayo) y reflexionar en las comunidades el mensaje del santo Padre con motivo de la XLVIII Jornada Mundial de Oración por las vocaciones, cuyo título es “Proponer la vocaciones en la iglesia local”.
La virgen de Luján nos acompañe y enseñe para ser verdaderos discípulos misioneros.
Los bendigo y les pido que recen por mi tarea como pastor.
+ Agustín
[1] Concilio Vaticano II, Cons. Past. Gaudium et spes, 1.