El pasado domingo trece inició el camino a la eternidad, el Dr. Raúl Pedro Guidi, querida figura protagónica de nuestro medio, en la que de manera particularísima se destacó por su don de gentes, de hombre recto y afable.
Quienes de algún modo solíamos frecuentarlo hallábamos en Raúl a una persona íntegra, munida de valores que dan sentido a la vida, valores que hoy en día parecerían perdidos, sin embargo en Raúl eran tan propios como el de su señorial estampa.
Raúl era un hombre sencillo, respetuoso del otro por su sola condición de creatura humana, naturalmente solidario porque no esperaba nada a cambio , y vivía como un militante católico de acuerdo a la doctrina y enseñanzas de la Iglesia Católica como práctica de vida.
En la función pública como magistrado en los fueros laboral y penal del Departamento Judicial Mercedes actuó de manera honesta y fue responsablemente laborioso. Supo ser justo en sus dictados y pese a la atribución funcional que le competía, ello en nada le impedía actuar como consejero de sus procesados. Raúl tenía el convencimiento que toda persona es rescatable y siempre esperaba sus regresos a la dinámica que imponen las normas de convivencia.
Como Juez de primera instancia en lo penal debió actuar en el recordado motín de la Alcaidía del Palacio de Tribunales en diciembre de 1986 y que mantuvo en vilo a la comunidad local desde la media mañana de un viernes hasta el fin del atardecer del domingo siguiente. De aquella ocasión están quienes recuerdan el férreo tacto y las medidas e instrucciones precisas que impartió a las fuerzas policiales y penitenciarias y que a la postre terminaron prevaleciendo y ennobleciendo el factor vida, tanto de los amotinados como de los policías actuantes.
Raúl Guidi ya no está como acompañante de nuestro terruño. Empero lo hace desde el sitial que Dios, como Padre justo tiene reservados para todos aquellos que en la vida terrenal supieron ser y transmitir humildad, respeto, solidaridad, honestidad y responsabilidad, valores que por estos tiempos son un desafío y que Raúl supo llevarlos a la práctica
Alejandro Francisco Molle
