El pasado domingo 5 de Junio la comunidad celebró una vez más el Día Mundial del Medio Ambiente. En forma casi simultanea, se dio a conocer que nuestro intendente Carlos Selva recibió -de parte del gobierno de la Prov. de Buenos Aires- una distinción por su compromiso en llevar adelante obras esenciales como desagües cloacales y agua potable. Nadie niega la importancia de dichas obras -al parecer planificadas para un futuro cercano- pero en lo inmediato, la triste y desagradable realidad nos golpea y se contrapone a la distinción otorgada. Nuevos basurales se reproducen sin control en cada rincón de la ciudad y el municipio parece haber perdido la capacidad para poner freno a esa “epidemia”.
Muchos de estos vertederos clandestinos ocupan extensas superficies y reciben todo tipo de residuos peligrosos, químicos y alimentos en descomposición. Se suele ver animales domésticos y hasta niños que hurgan en la basura, ignorantes de los peligros que acarrean los insectos y las ratas que proliferan en ella. El daño al medio ambiente y a la salud de la población es terrible e innegable. Como ejemplo se puede mencionar el tantas veces denunciado “basural de calle 61”, del que emana un olor pestilente y –casi a diario- un espeso humo negro producto de la quema intencional buscando metales. Este basural “rebalsa” dentro del “Canal de Calle 16” que lo bordea y el torrente de inmundicias termina desaguando en el Río Luján y llegando al parque municipal. Otro lamentable ejemplo, es el vertedero ubicado en prolongación de calle 22 bis -camino al frigorífico Lamar S.A.- en un predio que años atrás presentaba una frondosa arboleda y una gran cava de aguas claras. En esas mismas aguas en contacto con el acuífero, hoy se hunden y se descomponen inmensas montañas de basura de variada procedencia.
En resumen: las grandes obras son necesarias y meritorias, pero también es fundamental que el municipio entienda que debe retomar el control, poner freno a la proliferación de nuevos basurales clandestinos y erradicar de inmediato los muchos ya existentes.
Caso contrario, la protección de los recursos naturales, del medio ambiente y de la salud de la población, seguirán siendo frases hechas con palabras bonitas, en un discurso repetido y escuchado por años… hasta el cansancio.
SOS Hábitat