Por Sebastian Varceló
Decía el poeta que hay que tomar posición hasta mancharse. Eso haremos. La victoria que tuvo el PRO en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires mostró ni más ni menos que la cara más desligada de los compromisos sociales que se puede tener a la vez de manifestar un voto “anti”.
El voto anti gobierno nacional se volvió voto útil para Macri mientras que logró sostener a los sectores altos de la ciudad a su favor. Los encuestadores, a su vez, hablaban del efecto “U” similar al período de Memen donde los sectores altos y bajos votaron al ex dos veces presidente y a Macri ahora. Los sectores medios se inclinaron por espacios progresistas o con discurso progresista como Frente para la Victoria y Proyecto Sur.
El 47% del electorado en primera vuelta al elegir al PRO decidió sostener la falta de inversión en educación ampliamente demostrado con presupuestos no ejecutados, cambios de ministros y directores. Es decir, tienen el dinero, no la decisión política de mejorar la educación pública. Mantener la desinversión en salud con hospitales desfinanciados, vacíos y en estructuras derruidas sólo haciendo anuncios para la prensa quedando demostrado de fondo no hay nada (La tv lo ha mostrado). La política de seguridad represiva (manteros, desalojos, etc) con una policía propia que debe prevenir, pero actúa en función de intereses político de momento (siempre que hace algún acto las cámaras lo acompañan). La semana de las elecciones mostró su perfil al desalojar manteros violentamente en Florida incluso llevándose bienes de personas ajenas a la situación. Todo da lo mismo si genera el efecto deseado.
Las políticas a base de encuestas, marketing y asesores publicitarios en lugar la planificación desde el Estado son parte del cotidiano de la gestión. La ciudadanía aceptó continuar con un grupo de trabajo que además de intentar mejorar el espacio público, es decir, lo visible, no ha logrado avanzar en beneficios sociales genuinos. Lo realizado es para los ojos, no para el resto del cuerpo: salud, educación, trabajo y protección integral.
No se trata de negar el posicionamiento ideológico de derecha. Se puede serlo. El problema es la gestión. Justamente el hombre que proviene de la gestión privada haciendo de ello una bandera es el menos ejecutor, menos efectivo y eficaz y menos consciente de los despojados. Ese es el problema.
¿Qué te pasa Buenos Aires? ¿Por qué votar la continuidad de la no gestión?