Néstor: a un año del adiós

 Por Marcelo Melo 

Las virtudes de Néstor Kichner fueron las correspondientes a un hombre de acción que prefería morir a dejar las convicciones. La lucha política y la defensa nacional resultan insignias.

Dio a la vida institucional del país la movilidad que necesitaba. La despertó del sopor de la década del noventa y de una seguidilla de gobiernos más cercanos al sostenimiento del status quo que de la transformación necesaria.

Fue Kirchner el presidente que con menos votos asumió que supo construir tal forma de gobierno que su popularidad llegó poco después a los niveles más elevados.

Fue conocido por su temperamento. Fuerte, decidido y sin medias tintas puso contra la pared a los enemigos del pueblo y manejó con maestral cintura ejercicios internacionales como la Cumbre de las Américas de Mar del Plata donde se sepultó para siempre el ALCA, punta de lanza norteamericana en el continente. Entretelones de esos días se conocieron años después dejando a más de uno con la mandíbula quebrada de lo inteligentes que habían sido, especialmente con Hugo Chávez, para doblegar al ex presidente Bush. Pasa de la anécdota convirtiéndose en un acontecimiento histórico latinoamericano.

Llevó adelante una batalla cultural por la verdad que incluyó desnaturalizar la relación entre medios de comunicación con intereses corporativos, la inclusión, la expansión educativa y la lucha ideológica. Hoy la sociedad es mejor, entre otras cuestiones, porque sabe que la neutralidad es una ficción.

Tuvo muchas luchas ganadas. Algunas perdidas. Su personalidad influyó en un momento decisivo del país. Era la bancarrota o tomar las riendas de la conducción protegiendo la identidad, la cultura, la economía y la integridad familiar teniendo ejes como los derechos humanos, la inclusión y el fin de la represión, con un claro accionar del Estado retomando la senda el benefactor conocido a mediados de siglo o, claramente, antes de la última Dictadura Militar.

De todo lo que nos dejó, quizás, lo más valioso, por la magnitud que eso significa, es la lucha cultural e ideológica. Como diría un gran pensador: “esa lucha es de las 24hs” e implica el beneficio social como cualquier otra siendo la más difícil, compleja y ardua para llevar adelante.

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