Por Frente Grande
La conmemoración del Día Internacional de la Mujer cada 8 de marzo, pone en escena los derechos ganados y los que aún faltan forjar. El 8 de marzo se evoca la lucha de las mujeres que tuvo como principal objetivo lograr la igualdad de género y la participación equitativa en la sociedad en todos sus ámbitos. Esta lucha ha tenido que enfrentarse a no pocas dificultades políticas, económicas, sociales, educativas y culturales para que las mujeres fueran reconocidas como personas que son sujetos de derechos en un plano de igualdad, justicia y paz.
En 1791, durante la Revolución Francesa , Olympe de Gouges, en base a la Declaración de los Derechos del hombre y del Ciudadano de 1789, escribió la Declaración de los Derechos de la Mujer y de la Ciudadana , en la que afirmaba la igualdad de los derechos de ambos sexos.
Ya en el siglo XX, el capitalismo incorporó masivamente a las mujeres a la producción, sometiéndolas a extenuantes horas de trabajos con jornadas de más de doce horas y salarios miserables que recibían como remuneración.
El 8 de marzo trabajadoras neoyorquinas marcharon bajo el lema “PAN Y ROSAS” siendo ferozmente reprimidas por las fuerzas de seguridad. Años después 140 mujeres en la misma ciudad y durante una protesta por sus derechos, murieron calcinadas en la fábrica textil donde trabajaban encerradas en condiciones crueles e inhumanas.
En 1910 la alemana Clara Zetkin planteó que se estableciera el 8 de marzo como el Día Internacional de la Mujer , en homenaje a aquellas que llevaron adelante las primeras acciones de mujeres trabajadoras organizadas contra la explotación capitalista, en el Congreso Internacional de Mujeres Socialistas
Con la misma consigna siete años después en conmemoración al 8 de marzo en Rusia, las obreras textiles tomaron las calles reclamando “Pan, paz y libertad”, marcando así el inicio de la más grande revolución del siglo XX, que finalizo en la toma del poder por la clase obrera, en el mes de octubre de 1917.
Desde entonces, el Día Internacional de la Mujer alcanzó finalmente una dimensión global. Si bien este día fue perdiendo su perfil obrero, ha pasado a ser una jornada de lucha en la que se reclaman los derechos de todas las mujeres en todos los ámbitos. Por lo que año a año, miles de mujeres marchan de todo el mundo para exigir nuevos derechos, defender los ya conquistados, luchar contra aquellas leyes que las discriminan y para que se respete el principio de “igualdad de sexos y de oportunidades”.
La lucha de las mujeres por sus derechos, lleva siglos. Han cambiado las circunstancias, los valores, la estética, los principios, la cultura, los poderes, la estructura económica, los credos, las religiones, pero aún persisten resistencias para que a las mujeres se les reconozca como iguales, como pares.
Por supuesto, no puede negarse el avance que se ha logrado mediante convenciones, declaraciones y leyes a las que los países han adherido para garantizar cada vez mayor reconocimiento de los derechos de la mujer. Pero también es cierto que es necesario seguir profundizando políticas públicas con el fin de transformar matrices culturales y estructuras administrativas que garanticen la no discriminación y los derechos plenos.
Las consignas no han perdido vigencia, pues se sigue demandando derechos básicos como acceder a la salud, a la educación, a la cultura, al trabajo, a la política y a los lugares jerárquicos de poder en condiciones de igualdad.
En este sentido es que los objetivos del Desarrollo del Milenio contemplan la mejora de la situación de las mujeres en todo el mundo. Por un lado, promover la igualdad entre géneros y la autonomía de la mujer y, por el otro, mejorar la salud materna.
Asimismo se debe trabajar para erradicar toda forma de violencia hacia las mujeres, establecidos sobre patrones culturales patriarcales de sometimiento y dominación.
Es necesario que los Estados, garantes de los derechos sociales, inviertan y destinen presupuesto a la conformación de estructuras que sirvan a modificar y erradicar definitivamente la violencia de todos lo ámbitos en donde desarrollan su vida las mujeres.
Debemos concientizarnos y militar para que los derechos de la mujer no sean transgredidos, que se respete el elemental derecho a decidir sobre su propio cuerpo y sensibilizar a toda la sociedad a fin de que visibilice a las mujeres como artífice de la historia.
Desde la acción política es imprescindible realizar todos los esfuerzos posibles para lograr que el avance hacia la igualdad entre mujeres y hombres se convierta en una realidad más cercana en el tiempo.
Las mujeres y hombres que trabajamos activamente en la política partidaria tenemos la obligación de mostrar nuestro compromiso militante en un camino que lleve unidireccionalmente hacia un mundo de iguales, de justicia social.
Todas y todos debemos seguir luchando para consolidar los derechos ganados a través de la luchas. Y convertir cada espacio en un espacio de militancia para no volver un paso atrás y lograr que las políticas públicas dejen de ser maquillaje.
Finalmente, desde nuestro espacio, hacemos un llamado a todas las mujeres a sumarse a la actividad política como se ha sumado y se suma cada día a muchas otras. Desde este partido habrá mujeres y hombres comprometidos con la igualdad de derechos y con la necesidad de pensar la realidad en unidad, siempre respetando las diferencias y trabajando por el respeto a la identidad.
Seguramente el resultado nos acercará un poco más al mundo que todas y todos queremos
Adriana Puiggrós
Presidenta del Frente Grande
Daniel San Cristóbal
Secretario General
Tania Kiriaco
Secretaria Mujer y género