Por Sebastián Varceló
El Ministerio de Desarrollo Social de la provincia de Buenos Aires acaba de llevar adelante un programa propio del pasado. Se trata de una medida de atención focalizada (noventa a pleno) de necesidades sociales con la estigmatización de los sujetos en primer plano.
Se han entregado mochilas en un plan conocido como “Mochila solidaria” financiado por las empresas Coto, Día% y WallMart a ser distribuidas en las llamadas Unidades de Desarrollo Infantil (UDI).
Las mochilas tienen la leyenda incrustada en su parte superior y para la vista de todos: “Mochila Solidaria”.
Años atrás el ex gobernador Carlos Ruckauf vivió un escándalo de dimensiones con sus famosas zapatillas solidarias donde tenían su nombre (ver foto al pie) sobre la lengua. Debió dar explicaciones y muchas retiradas antes de su entrega. Estigmatización, marginación y enfoque de la pobreza eran parte de los cuestionamientos que hoy se repiten.
La oposición al gobernador ya comenzó a discutir la medida que no reparó en el más mínimo pudor y protección de los infantes que además fueron puestos frente a las cámaras para que sus rostros y condiciones estén en las fotos promocionales de las empresas y el gobierno provincial. (Aunque se lo vista de acto solidario no es más que una promoción empresaria – política)
El gobierno provincial salió a dar explicaciones, pero, todas de una falta absoluta de realidad. Hablan en abstracto desde conceptos como: “unión del privado con el público” y de “responsabilidad empresaria”. Argumentaciones perimidas porque el Estado no necesita 10.000 mochilas con la publicidad de una empresa incrustada para dar ayuda social, además de contar con la suficiente inteligencia como para darse cuenta previamente que será un problema y no una solución, una estigmatización para los chicos, sus familias y sus condiciones de vida.
Quienes alegan que desde presidencia las netebook salen con la leyenda “Presidencia de la Nación” olvidan un dato fundamental: se trata de un programa de carácter universal, es decir, para la totalidad de los niños, no como las mochilas que sólo van a sectores carenciados con su identificación inmediata por parte de terceros. Es decir: no faltarán dedos que digan: “esos son los necesitados”.
Algunos, indudablemente, pecamos de inocentes. Pensábamos que este tipo de políticas habían terminado, pero no, siguen muy vivas en el entramado de la especulación política con el aprovechamiento de los más vulnerables.
Cómo será la cuestión que, hasta los grandes medios que suelen ser más que buenos con el gobernador salieron a darle espacios, amplio, a las críticas y cuestionamientos.
Muy buena nota. No se puede creer que todavía apelen a esos recursos, les importa absolutamente nada de la dignidad de las personas. Y evidentemente, no están en la misma sintonía. Un argumento más que delata cuáles son sus intereses