Por Luciano Demergasso
El día del trabajo es, básicamente, una jornada de reflexión ligada a la lucha por una vida mejor. Las condiciones de trabajo son un punto de esa búsqueda, pero no el único.
Se luchó históricamente por lograr los niveles más bajos de explotación dentro de una sociedad capitalista que tiene esa característica como denominador común. La formación de sindicatos y la unión de los iguales, aquellos que pertenecen a la clase trabajadora. Se luchó y se lucha cotidianamente.
Los famosos “Mártires de Chicago” fueron un grupo de trabajadores asesinados por hacer huelga buscando la reducción de la jornada laboral a ocho horas. Su vida y su sangre son hoy un ejemplo de solidaridad. Cada hora que se gana es una hora para la vida y la familia.
El trabajo es una necesidad para la vida, pero, no la vida una herramienta del aparato productiva. Los seres humanos encuentran sus mejores vínculos con la naturaleza, la vida social, el crecimiento intelectual y cultural cuando son libres. El trabajo es formativo, sin embargo, bajo condiciones indignas no es más que una atadura, una sobrevivencia. Se es libre cuando el trabajo nos permite esa condición, no cuando se torna una carga.
La lucha no debe cesar, nunca, por jornadas más cortas, bien remuneradas, en condiciones dignas de protección de la salud psico física y la posibilidad de contar con salarios dignos para vivir el trabajador y su familia en condiciones materiales plenas con el suficiente tiempo libre para desarrollar la vida familiar, social e individual.
El día del trabajo nos recuerda la importancia de la unión, la solidaridad, la lucha entre iguales. Feliz día internacional y solidario del trabajo.