La Ruta Nacional N° 5 se ha convertido en una preocupación importante por varios motivos. Hay circunstancias que están alertando a la población de que algo no funciona bien. Desde el cobro por una retribución no dada a la no finalización de obras o el actual estado de abandono que tienen las banquinas con pastizales que ya son un real peligro.
Esta última situación se suma a la falta de mantenimiento de la autovía, al atraso de los salarios de los trabajadores y las diversas cuestiones conocidas. Todas ellas a la luz de la versión cada vez más fuerte de que en enero habrá nueva concesionaria, esperando, siempre, que se trate de una empresa responsable y no un enmascaramiento de un «como si» para que todo siga igual.
El pastizal está complicando la visión de los viajantes en más de un tramo. Las rotondas de Gowland, Olivera, Jáuregui son un fiel testimonio, además de los laterales en todo el recorrido, al menos, de Mercedes a Jáuregui. Un colectivo, por ejemplo, al salir de la de Gowland puede no ver por el largo del pasto los pasajeros que aguardan en las paradas. Lo mismo un viajante que gire podría cruzarse con una situación desagradable.
Ahora se espera por ver qué sucede, sin embargo, mientras tanto, con lo que se necesita para la seguridad de los seres humanos.
