Por Oscar Dinova
Sábado 26, 20.30 horas. Un clásico jugado con todo. Como debe ser. Por las dos instituciones. Quilmes ponía en juego el primer puesto, Estudiantes la posibilidad de una recuperación. Y el primer tiempo fue un reflejo de esta garra y la voluntad compartida de ganar. Se lo llevó Estudiantes por un punto, luego de dos cuartos cerradísimos y bien jugados por ambos lados. Pero en el segundo tiempo Quilmes fue una aplanadora.
Todos sus integrantes se desplegaron como nunca en defensa no dejando resquicios para las incursiones siempre punzantes de León Gomez, el posteo efectivo de Matías Bonafina y presionando a los buenos tripleros de Estudiantes, Crevani y Zumpano.
Además todos los quilmeños aportaron lo mejor de sí en los últimos dos cuartos, destacandose las tapas de Guido Parodi, el despliegue generoso de los más pibes; Santiago Alvarez y Tomás Lennard, el armado táctico de Francisco Dinova, secundado por Nico Bozzini, los triples envenenados de Diego Lara, la defensa férrea y puntos de Seba Cejas y Rodrigo Colicigno y el festival de goles de Tito Mc Cormack en una noche soñada de 39 puntos.
Fue una producción de menor a mayor que superó la por momentos demasiado fuerte defensa estudiantil, que en realidad desnuda un juego que se vuelve confuso y errático por tramos demasiado extensos del partido.
Un marco excepcional de público disfrutó en suma de un clásico bien disputado para un grupo de jóvenes que se conocen, se respetan y brindan lo mejor de sí en pos del basquet de Mercedes.
Gracias a las dos instituciones por el esfuerzo deportivo.