Por Juan Pablo López Baggio /
Los 30 años de la democracia, ininterrumpidos, nos encuentran en un contexto de los mas interesantes. Tenemos debates, leyes claves, avances sociales, mejoras humanas, institucionales y de participación política y las manos laboriosas para continuar en pos de lo que aún nos falta.
La democracia es indudablemente una gran victoria de la sociedad en cada día porque se construye cotidianamente en las diferentes interacciones que llevamos a cabo en todos los ámbitos. La escuela, los partidos políticos, en los cafés, en la fábricas, en los comercios, en cada lugar donde se producen interacciones humanas.
Después de 30 años tenemos un país estabilizado institucional y económicamente, con los niveles de participación y debate más amplios, con el rol del Estado activo en pos de los más necesitados y no para las corporaciones, como lo fue en los noventa y, claramente, durante la última dictadura cívico militar.
Ley de Medios, YPF, Aerolíneas, leyes reparatorias, Asignación Universal por hijo, más del 6% del PBI a la educación, restitución de los trenes y muchas acciones más en beneficio de la totalidad de la población. Algunas de estas cuestiones construidas durante décadas, como la Ley de Medios que Alfonsín ya buscaba generar y que Néstor y Cristina retomaron con clara racionalidad social. Pero lo más importante, lo más trascendente y a la vez intangible es la recuperación de la política. Los Argentinos hemos dejado de sentirnos huérfanos, librados al azar de las inmanejables variables económicas que no contienen, que no consuelan, que no asisten, que no reparan, que son frías, que son exactas. Hoy sabemos que a 30 años de democracia la política ha dejado de ser espectadora, está entre nosotros y nos permite aplaudir o reprobar, conciliar o disentir, con la posibilidad de identificarla, personalizarla y sentirnos actores todos los ciudadanos.
Es cierto, ahí están, al acecho, aquellos que rememoran un pasado de privilegios y especulación, y bastardean la política construyendo el odio, y el mayor desafío que enfrentamos será saber separar la paja del trigo. De todos modos, hemos madurado, hemos avanzado. Estamos sólidamente parados en el gobierno que después del peronismo del 40 y 50 más hizo por la construcción del Estado de Bienestar, retomando lo mejor de aquellos esfuerzos que en su momento parecieron vanos.
Si somos capaces de poner en valor todos los esfuerzos que como pueblo hemos realizado para tener un presente con clara identidad, desde el lugar que nos toque y con las diferencias que siempre son necesarias, habremos consolidado la democracia.-
Que cada una de nuestras acciones tenga presente el recuerdo vivo de aquellos que dieron la vida por una Nación más justa, y nos encuentre siempre en la construcción de un futuro mejor para todos.