El paro tuvo un bajísimo acatamiento. Sólo impactó en espacios que directamente cerraron sus puertas, como los bancarios o los trenes que no corrieron. Los mercedinos pudimos viajar por ejemplo a Luján o Capital Federal con normalidad donde, además, pudimos almorzar o tomar café, a pesar de la adhesión de los gastronómicos.
El paro armado por Moyano y Barrionuevo tuvo un nivel de acatamiento mínimo. El hospital, la clínica, el municipio, las obras sociales, los micros, los servicios en su mayoría, estuvieron como cada día, más allá que pudo haber menos público en las calles, funcionando.
Un vecino manifestó: “viajé con normalidad en el 57 a Capital a trabajar. A la altura del Hospital Posadas hubo un corte, pero, Gendarmería guio el tránsito por colectora y si bien con un poco de atraso todo salió con normalidad”. A su vez en Capital y Luján, por ejemplo, los cafés y restaurantes, salvo excepciones o la exposición del micro centro porteño, se pudo consumir, incluso, por citar, en Avenida Rivadavia casi Av Nazca o también Av. La Plata mercedinos que por las dudas viajaron en coche pudieron recargar tranquilamente combustible.
En la Universidad de Luján hubo clases normales, los estudiantes llegaron desde diversos puntos de la región e incluso sesionó con normalidad su Consejo Superior, por citar un gran centro de formación educativa y congregación de personas.
En el ámbito educativo se vivió a manos de ATE, principalmente, así como los adheridos a Tribuna Docente. Otros no se plegaron, como Suteba.
Los peajes estuvieron levantados e incluso el ubicado en Parque Avellaneda funcionó con normalidad.
El paro, tan anunciado, terminó viviéndose sólo por la fuerza de los piquetes.