– Por S.O.S Hábitat –
En la última semana fueron centenares de páginas, decenas de horas de radio y televisión dedicadas a hablar y/o mostrar las consecuencias de las inundaciones de los últimos días. Por supuesto solo haciendo hincapié en algunos lugares de la zona y también la Cuenca del Luján, particularmente alarmados cuando el agua entró a la cripta de la Basílica. En los últimos días se sumó la sudestada y salvo honrosas excepciones todo pasó por mostrar escenas de calles y casas llenas de agua. Es decir mostrar las consecuencias, sin apuntar a las causas. Echándole la culpa a la naturaleza y al “indefinido” cambio climático. ¿Es por la lluvia que nos inundamos? ¿O hay otros factores que inciden en el fenómeno de las inundaciones?
En realidad es una sumatoria de múltiples causas:
-Falta de planificación urbana.
-Falta de gestión integral de cuencas.
-Megaobras innecesarias o contraproducentes como la rectificación de cauces de ríos.
-Relleno de humedales y falta de espacios verdes contenedores de aguas.
-Aumento de intensidad de lluvias por el calentamiento global.
A lo que debe sumarse la violación sistemática de derechos constitucionales como la intangibilidad de las tierras públicas y humedales, deplorable funcionamiento de los Comité de cuenca y falta de respeto a la legislación ambiental vigente a nivel provincial y nacional.
La falta de planificación urbana es en realidad una planificación de mercado que hace excelentes negocios creando ciudadelas cerradas para minorías privilegiadas, generando más brecha social y desconociendo los costos ambientales que provocan al ocupar las llanuras de inundación. La inexistencia de obras preventivas, los factores socioeconómicos que empujan a los más desprotegidos a vivir en las márgenes de los ríos y la construcción como hongos de barrios cerrados, producen un cóctel explosivo que nos llevan a un callejón sin salida.
El problema no es que llueva más, ocurre que llueve de manera distinta y con mayor cantidad de eventos de gran intensidad sobre un uso indebido del suelo y modificación topográfica de los terrenos sin respetar el comportamiento natural de las aguas.
Se están rellenando los valles de inundación, humedales, bañados o zonas bajas de los arroyos o ríos. Al rellenar estas áreas éstos dejan de cumplir las funciones y servicios ambientales que producen: mitigación de las crecientes de los ríos, retención de lluvias, absorción de dióxido de carbono (principal causa de calentamiento global); filtrado de aguas y recarga de acuíferos además de ser generadores de biodiversidad vegetal y animal. Hace más de treinta años estas zonas consideradas terrenos “inútiles” se están interviniendo para hacerlos “útiles”, para todo tipo de negocio.
Los ríos y arroyos entubados que conducían las aguas de las lluvias ya no cumplen su función, lo mismo sucede con los valles de inundación. Todo confluye para mostrar falta de política pública urbanística. Las autopistas realizadas sobre terraplenes se han transformado en diques que interrumpen el escurrimiento natural de las aguas a las zonas de drenaje. El relleno de zona de humedales para la instalación de barrios cerrados como en el caso de la Cuenca del Luján donde se han rellenado más siete mil hectáreas para emprendimiento de dichos barrios. Y ahí tenemos el ejemplo paradigmático del Barrio San Sebastián (en las cercanías de Pilar) haciendo de tapón e impidiendo el escurrimiento de las aguas en la cuenca media.
Todo es un conjunto de acciones generadas por el hombre y causales de los problemas que como siempre pagan los más desprotegidos de nuestra sociedad, pero convengamos que los funcionarios públicos no pueden echarle la culpa a la lluvia cuando en realidad son décadas de mirar para otro lado sin controlar y velando por los negocios de unos pocos que perjudican a millones, poniendo en evidencia al sistema político institucional vigente la ineficiencia para resolver situaciones ambientales dramáticas.
Desde la Asociación S.O.S. HABITAT y las asociaciones hermanas de otros partidos venimos coordinando acciones, información y compartiendo experiencias, buscando la integralidad de las cuencas como sistema único, como unidad geográfica indivisible y por tanto, reclamando la articulación, integración e interrelación interinstitucional de los organismos públicos de toda la región.
La hora reclama que:
-Se declare la emergencia ambiental que frene la destrucción de los humedales.
-Se detenga de manera inmediata todo movimiento de suelo en valles de inundación.
– Se realicen evaluaciones de impacto ambiental y audiencias públicas para cada obra previo a la toma de decisiones, y el acceso a la información para la sociedad sobre los proyectos existentes o a desarrollar.
– Haya participación de la comunidad en las alternativas de solución y el control de obras estructurales y no estructurales.