El llamado a licitación de los semáforos instalados en los cruces de la avenida 29 con las calles 12, 14 y 18 sólo habla de “adquisición” de los equipos y no de su instalación, el argumento que dio el intendente Carlos Selva para explicar los altos costos pagados por la municipalidad y que recién quedó especificado en el decreto de adjudicación.
Según consta en el expediente, el artículo 1 del decreto 309 de llamado a licitación (con fecha del 12 de mayo) solo comprendía “la adquisición de tres semáforos nuevos”; y fue recién en el artículo 1 del decreto 400 (9 de junio) que el intendente expresó: “Adjudícase al proveedor Ariel Raúl Marcigliano la compra de tres equipos de semáforo nuevos y su instalación, por un total de Pesos cuatrocientos ochenta y nueve mil ($ 489.000)”.
Es decir, se agregó la instalación cuando el proceso licitatorio ya estaba terminado y en ningún momento había establecido que debía presupuestarse el trabajo de mano de obra. Esta, entre otras irregularidades del expediente, motivó un nuevo pedido de informes por parte del bloque de concejales del Frente Mercedino para la Victoria en la sesión que el cuerpo deliberativo llevó a cabo el martes por la noche en Tomás Jofré.
“En el desarrollo del proceso de licitación se pasó de una figura de ‘adquisición de bienes’ a una de ‘realización de obra pública’, una irregularidad preocupante. Y si el llamado es solo por la compra de los equipos, ¿por qué los participantes presupuestan la instalación, de la que recién se habla al momento de la adjudicación? Es todo muy confuso y necesitamos darle transparencia a este tema”, contó el concejal del FMpV Juan Martín Andrés.
La ‘adquisición de bienes’, además, establece la invitación a cuatro empresas (tal cual lo hizo la municipalidad por la compra de los semáforos); la ‘obra pública’ (la instalación de los equipos), en cambio, exige cinco invitaciones y todas dedicadas al rubro específico de la licitación. “Nunca podría ganar un vendedor de alfombras, como pasó”, dijo Andrés.
En efecto, de los cuatro invitados por la municipalidad para comprar los semáforos, dos se dedicaban al momento de la licitación a la venta de alfombras y revestimientos para pisos e interior; y el ganador, Ariel Marcigliano (el otro fue Oscar Osvaldo García, “venta al por menor de papeles para pared”, de Ciudad de Buenos Aires), no solo pasó los presupuestos en hojas con membrete de su actividad central (Vinilo Plus), sino que cambió su condición tributaria en la AFIP cinco horas después de la apertura de los sobres de la licitación.
Entre los invitados también estuvo el Grupo Argenta, la marca de los semáforos que el municipio le compró a Marcigliano. “Nos llama la atención que el fabricante haya pasado un costo mayor que un revendedor de sus productos”, marcó el concejal del FMpV.
“Para participar de una licitación de obra pública, como sería en este caso la instalación de los semáforos, la empresa debe contar con un número de requisitos que nos gustaría saber si tiene el ganador: planilla de obras en ejecución, representante técnico, empleados a cargo, contratación de seguro y varios ejemplos más”, manifestó Andrés.
“Y desde el sentido común también nos preguntamos: ¿por qué se tercerizó una obra que habitualmente la hacían empleados municipales?”, agregó.
El nuevo pedido de informes presentado por el Frente Mercedino requiere, entre otras cosas: los antecedentes por los cuales el ex secretario de Control Urbano, José Luis Bernárdez, estimó el costo de los semáforos en el llamado a la licitación; la partida de la salieron los recursos para la compra de los semáforos; el estado de deuda con la municipalidad del adjudicatario; antecedentes de las empresas invitadas a participar del proceso de licitación y las razones por las que se invitó a participar a cada una de ellas.
También copia de la garantía entregada por el adjudicatario; copia de la documentación exigida en el artículo 6 de las Cláusulas Técnicas Particulares de la licitación; y las razones por las que se agregaron de puño y letra, en birome, artículos complementarios para el funcionamiento de los semáforos; entre otros puntos que asoman como irregulares.
“Además, también cuestionamos el desdoblamiento de la compra de semáforos, porque desde el municipio compraron tres cuando desde el Concejo Deliberante se aprobaron cinco. Argumentan razones presupuestarias y, curiosamente, el monto gastado está en el límite máximo para hacer una licitación privada. Es decir, si hubiesen incluido los otros dos equipos, deberían haber hecho una licitación pública”, concluyó Andrés.
En pedidos de presupuesto realizados por el Frente Mercedino, distintas empresas especializadas pasaron un costo máximo de 240 mil pesos (justamente Argenta) por los equipos comprados: nueve semáforos 1×300 más 2×200 mm; nueve semáforos 3×200 mm; nueve soportes basculantes simples 90 mm; tres soportes controladores de columna; 18 soportes simples diámetros 140 mm; tres controladores eléctricos cuatro mov. 12 salidas; nueve columnas con pescante de cuatro metros de vuelo diámetro 168-90 mm; y cables y demás elementos eléctricos para instalación y funcionamiento.