Desde LaNación.com / Todos gastan los teléfonos. Sean candidatos o no, cada funcionario del gabinete nacional hace su trabajo para atraer massistas al redil del Frente para la Victoria, una presión que se aceleró en los últimos días a partir de la fuga por goteo de dirigentes de peso que acompañaban al hombre de Tigre. Por Mariana Verón | LA NACION
A partir de la salida del intendente de Almirante Brown, Darío Giustozzi, del Frente Renovador, que había sido socio fundador del espacio de Sergio Massa, para la Casa Rosada la estrategia prácticamente se autogestionó.
Ese quiebre dentro de las filas renovadoras terminó por habilitar la vuelta de buena parte de los intendentes que se había ido con Massa tras las elecciones de 2013.
La tarea es repartida, pero el armador principal para la provincia de Buenos Aires es el secretario general de la Presidencia, Eduardo Wado De Pedro. Desde el día que dejó su banca de diputado para asumir en reemplazo de Oscar Parrilli, el joven camporista avisó que su rol se concentraría en la ingeniería electoral, con línea directa con Cristina y Máximo Kirchner. Eso lo hace destacarse por sobre el resto de los integrantes del gabinete.
El pase anunciado ayer del intendente de Merlo, Raúl Othacehé, que volvió al kirchnerismo, se concretó en el despacho del ministro de Planificación, Julio De Vido, habitual interlocutor con los jefes territoriales del conurbano, pero se cerró mucho antes, el viernes de la semana pasada, en la Casa Rosada y en las oficinas de Wado.
Sus dos manos derechas son su tío, el diputado bonaerense Alberto España, y uno de sus hermanos de crianza, Gerónimo Uztarroz, que trabajan con él en el armado electoral. España, de hecho, es uno de los principales impulsores, junto con De Vido, de la candidatura a gobernador del presidente de la Cámara de Diputados, Julián Domínguez.
Wado tiene la ventaja de hablar todos los días con Máximo Kirchner, cada vez con mayor influencia en el entramado de campaña.
En un segundo escalón de operadores todo terreno se ubica el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, que estuvo involucrado junto con De Pedro en los últimos pases massistas. Las fotos se hacen en su despacho, pero primero se cierran en el de Wado, como el caso de Sandro Guzmán, de Escobar, o el más reciente, el del intendente de Pilar, Humberto Zúccaro. El Salón Blanco, en desuso para los actos, suele ser por estos días una sala de espera para los candidatos. Queda bien a mano de las oficinas de Aníbal y más aún de las de Wado.
El otro que ayer se llevó una cucarda fue el ministro del Interior y Transporte, Florencio Randazzo, precandidato presidencial que se quedó con la foto junto al jefe comunal de Olavarría, José Eseverri, pata fundacional del Frente Renovador.
En la mira de la Casa Rosada está ahora el intendente de San Martín, Gabriel Katopodis. Recibió llamadas de todos, incluido Daniel Scioli. El búnker del gobernador también arma para el kirchnerismo, pero sigue las directivas de la quinta de Olivos. De hecho, por orden de la Casa Rosada, se tuvo que hacer cargo de la resignación de la candidatura de Martín Insaurralde a la gobernación. En Balcarce 50 no lo quieren ni cerca al lomense y por eso lo mandaron a Scioli a cerrar ese acuerdo