Por Clarisa Altieri / En dos salas del museo histórico puede verse, y así conocerse, las labores, las vivencias y las herramientas utilizadas por la gente que vivió y vive en el campo. En la noche inaugural hubo un fogón con baile y música folklórica. Galería de imágenes.
En el marco de una serie de muestras que se presentarán a lo largo de este año, Bicentenario de la Independencia Argentina, el Museo Histórico Víctor Míguez inauguró este viernes una exposición que refleja los oficios y trabajos rurales. En dos salas del espacio cultural comunal puede conocerse las herramientas y objetos utilizados por las personas que vivían en el campo, algunas de ellas, que siguen siendo utilizadas por los productores rurales.
“Trabajos Rurales en el año del Bicentenario”, tal es nombre completo de la exposición inaugurada este viernes en el Museo de calle 12 y 23. Exposición que tuvo su acto de apertura minutos antes de las 20 en el hall de la vieja casona de la familia Míguez. La Directora de Cultura Lucia Capaccio y la responsable del Museo Liliana Basualdo dieron las palabras de bienvenida a los presentes e invitaron al Licenciado en Historia Federico Belzunces a explicar cómo eran los trabajos en la zona rural en los siglos XIX y principios del XX, como se fueron perdiendo con la consolidación de las ciudades, cuáles fueron los cambios en estas sociedades y en esos pobladores que en muy pocos casos mantienen esa «forma de vida» que a las sociedades actuales parece tan lejana.
A lo largo de la exposición, se puede ver la explotación tambera como una de las fuentes laborales de los trabajadores rurales. La leche y sus derivados tenían un lugar privilegiado en la subsistencia. La distribución de leche era llevada a cabo por personas a caballo “lechero”, aunque también existían los “tambos ambulantes”. Los tachos en donde se trasladaba la leche y hasta un banquito para el ordeñe son algunos de los objetos expuestos que recuerdan esta actividad antes de que la tecnología avance en la industria láctea.
Los animales domésticos también fueron indispensables para la subsistencia en la vida rural. Uno de los mayores problemas era la conservación de la carne que al principio era preservada con sal, aunque también la secaban o ahumaban. Con la llegada de los inmigrantes europeos aparecieron nuevas formas de elaborar la carne y de preservarlas. Tal es el caso de la realización de embutidos que continúa siendo una tradición en la zona y en la muestra se pueden ver las herramientas utilizadas en la cocina campestre.
El trabajo de esquilar las ovejas llevaba gran cantidad de personal, un trabajo que se realizaba a finales de septiembre o en octubre. En una de la sala del Míguez el visitante puede ver una máquina para hilar lana, así como algunos de los telares creados por trabajadores rurales de hoy día. También el alambrador se refleja en la exposición de Trabajo Rural, una labor que fue creciendo para acotar los terrenos y delimitar las propiedades.
Muchas de las herramientas expuestas en el Miguez han sido utilizadas para tareas rurales. En nuestra zona, principalmente entre fines del siglo XIX y principios del siglo XX cuando caen en desuso a partir del remplazo por las tecnologías modernas. Sin embargo, gracias a la nobleza de los materiales con los que fueron construidas, esas herramientas perduraron en el tiempo y hoy se pueden conseguir como elementos decorativos.
En el cierre del acto inaugural hubo música y baile alrededor de un fogón con una cantina a beneficio del Museo organizada por la Asociación de Amigos del Museo Míguez. En ese fogón cantó Daniel Capaccio y el baile estuvo encabezado por un grupo de danzas invitado.