El bailarín mercedino Esteban Schenone integra una de las parejas protagonistas de la puesta en escena de Don Quijote en el Teatro Argentino de La Plata. Con el Ballet y Orquesta Estable del teatro provincial, Esteban bailará en las funciones del sábado 11, el viernes 17 y el sábado 18 de junio.
La Secretaría de Cultura de la Provincia de Buenos Aires estrena este viernes en la Sala Alberto Ginastera del Teatro Argentino de La Plata, el ballet Don Quijote, con música de Ludwig Minkus y coreografía de Marius Petipa, repuesta y adaptada por Víctor Filimonov.
Intervendrán el Ballet Estable, que conduce Maricel De Mitri, y la Orquesta Estable, dirigida en esta oportunidad por Gustavo Fontana. La escenografía le corresponde a Enrique Bordolini, el vestuario a Eduardo Caldirola y la iluminación a Rubén Conde.
En el papel de Kitri se alternarán Julieta Paul (10, 12 y 19) y Marianela Bidondo (11, 17 y 18) y en el rol de Basilio, Bautista Parada (10, 12 y 19) y Esteban Schenone (11, 17 y 18). Los demás papeles serán asumidos por distintos integrantes del Ballet Estable.
Las entradas están disponibles desde $ 60, en la boletería del Teatro, de martes a domingos, de 10 a 20, o a través de TuEntrada.com, Tel. 5533-5533 (Capital Federal). Hay descuentos y promociones destinadas a jubilados, pensionados, jóvenes, estudiantes, docentes y personas con discapacidad.
Obra
Inspirada en el episodio de las bodas de Camacho, incluido en el vigésimo capítulo de la segunda parte de la inmortal novela de Miguel de Cervantes, el argumento narra los amores de Kitri, la hija del tabernero Lorenzo, con el joven barbero Basilio.
Como el padre quiere casarla con el viejo y rico Camacho, Kitri y Basilio tendrán que urdir varias intrigas hasta lograr, con la intervención del mismo Don Quijote, que Lorenzo termine por aceptar su unión.
Aunque no es el único acercamiento de la danza a la novela de Cervantes, este ballet creado por el genial Marius Petipa y estrenado en el teatro Bolshoi de Moscú en 1869, es el único que ha logrado trascender hasta nuestros días.
El lenguaje coreográfico de la pieza, rebosante de humor y romanticismo, junto a las oportunidades de lucimiento que ofrece a los intérpretes, por el grado de virtuosismo que les exige, han contribuido para convertirla en una de las obras favoritas del público de todo el mundo.