Betty Dinova volvió a la escuela

Por Oscar Dinova – El aire fresco de Julio le golpea las mejillas como una caricia helada. Hay que caminar por la vereda del sol, cerca de las viejas paredes que devuelven generosas su calorcito alentador.

El suave portafolio marrón encierra los secretos de cándidas tareas escolares y un boletín que testimonia de buenas notas y un ¡Te Felicito! El olor subyugante del cuero llega intacto hasta los sentidos perfumando las cosas que cuida celosamente. El guardapolvo blanco de piqué y botones de nácar luce, como siempre, impecable. Sus tablas delanteras planchadas con almidón no delatan en nada el trajín de las aulas, el roce de los juegos infantiles o la tiza que desprenden tenazmente los pizarrones.

Piensa en los compañeros y en las maestras, en la campana que anuncia el comienzo de las clases y también la vuelta al hogar. La mano de su madre o su hermana mayor esperándola para el regreso a casa. Son dulces recuerdos.

Una vez más, Betty está yendo a la escuela. Han pasado 80 y tantos años desde los irrepetibles grados de la primaria, allá en la lejana Mercedes de la década del ´30. Dobla la última esquina y el cálido edificio blanco está esperando para recibirla.

Carmen Beatriz Dinova volvió a la escuela. Pero esta vez no es la suya, su querida escuela Nro 2 de la calle 26 sino el hermoso grado de pupitres de madera, libros y cuadernos que el Museo Histórico Víctor Míguez ha reconstruido para regocijo de mercedinos y visitantes.

Al ingresar a esta sala, entramos a nuestra niñez, sentimos los olores, los sonidos y colores de nuestra infancia. Todo parece volver a nuestros corazones y en el silencio mágico de esta bella institución nos transportamos a nuestro tiempo más feliz.

Un momento de ensueño.

Ahora, los útiles celosamente guardados por ocho décadas y donados por nuestra tía Betty para el día de sus 88 velitas, completarán los ya existen y es posible, que los duendes de este Museo tan nuestro, vuelvan a ponerse el guardapolvo, ajustarse el moño azul y escuchar atenta a la maestra de grado que está por hacerles un dictado.

Silencio, atentos, escriban niños, cada uno en su lugar…

Betty, Betty Dinova, ¡atenta señorita! escriba;

Gracias por volver a la escuela.

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