Identidades
(Dedicado a María Eugenia Gatica Caracoche – Restituida en 1985)
Ahora, soy.
Ya no más ‘creo que…’
ni ‘me parece que…’
No dudo más de mi.
Me reconozco
[por primera vez]
en mis antepasados:
siento sus marcas en mi cuerpo,
y termino de armarme
[o comienzo]
comienzo a armarme sobre un cuerpo verdadero.
[¿el que era, era?]
¿La vida que viví hasta descubrirme,
de quién ha sido?
Porque ese
era un yo de otro pasado,
de otro presente, y de un muy otro futuro
[un falso-yo que se marcó en mi cuerpo].
Negar… la negación de mí….
¿será posible?
Aprendí alguna vez que
negativo por negativo es positivo,
Entonces ¿puedo creer?
¿Estar seguro…
…que si alguien me negó primero
puedo negarme a mi mismo
para recuperarme, y vale..?
Y, ahora sí…¡sin trampa!
Es maravilloso que
comience
a juntar mis pedazos:
mis amores paridos con dolor,
el recuerdo de gritos y de llantos,
aquellos miedos, sin sentido,
de extrañarte
sin rostro,
por pensar que sólo eras
mi fantasía de niño…
Y descubrir que no,
que eras real,
y que en algún lugar seguíste
cuidándome y queriéndome…
y que estás doliendo porque no pudiste
hacer para mi
un mundo mejor.
Pero yo juro
que conociendo ahora
mis verdades,
voy a recogerlas de las ruinas
y las alzaré para que el mundo entero
sepa de tu amor…
Las alzaré para luchar
y poner el cuerpo allí;
este cuerpo
tan lleno de memorias
que desde siempre resistió al olvido
y que me dijo,
me dijo cómo,
cómo era la cosa.
Este cuerpo que resistió la sinrazón
defendiéndose
hasta que las evidencias
se precipitaron,
y fueron tan visibles que no pude
no darme vuelta
para reconocerme.
Magdalena Caracoche
Septiembre 2003