El sábado 15 de julio, a las 11 de la mañana, en la Basílica Nacional de Luján, será hecho Obispo Auxiliar de la Arquidiócesis Mercedes Luján, el padre Jorge Eduardo Scheinig. Este acto, que sucederá durante la santa misa, constituye la celebración de un sacramento, el modo en que Dios mismo, a través de su Iglesia, otorga a una persona que Él elige, un poder y unas características que lo consagran, aún más, para toda la vida, como Pastor, Maestro y Autoridad del mismo pueblo que se le encomienda.
En este caso, será plenamente obispo titular Ita y en cuanto auxiliar, en Mercedes Luján será apoyo, ayuda, sostén para el Arzobispo titular que continúa siendo el Pastor de esta Arquidiócesis, Agustín Radrizzani. El presbítero Jorge Eduardo Scheinig, de 57 años, perteneciente al clero de la diócesis de San Isidro, actualmente es el párroco de San Gabriel de la Dolorosa, en la localidad bonaerense de Vicente López.
Sacramento
Estas características, propias del sacramento que recibirá, serán manifestadas en varios ritos, que van mostrando lo que Dios va realizando en la Iglesia y en el corazón de quién, voluntariamente, se abre para recibir el sacramento. Ser obispo, será entonces, el grado máximo del sacramento del Orden sagrado.
En el comienzo, será la llamada y los interrogantes que va recibiendo hasta la final que se le pregunta “¿Quieres rogar continuamente a Dios todopoderoso por el pueblo santo y cumplir de manera irreprochable las funciones del sumo sacerdote?”, “Sí, quiero, con la ayuda de Dios”, ”Dios, que comenzó en ti la obra buena, Él mismo la lleve a término”. Luego de esto, el que va a ser ordenado, se recuesta, se postra totalmente en el suelo, en señal de total donación al mismo Cristo Jesús. Cuando esto sucede, la asamblea toda reza a los santos y a los ángeles, confiando en su intercesión. Terminada la oración, se levanta y el Obispo celebrante, le coloca las dos manos sobre la cabeza, gesto que desde la antigüedad, ha sido visto y utilizado como muestra de la recepción del Espíritu Santo, que sucede en ese momento; lo mismo hacen los demás obispos presentes.
Prosigue luego, la unción con el sagrado crisma, el aceite que se usa también en los bautismos y en las confirmaciones, cuando se habla de la transmisión del Espíritu Santo, que nos sella el alma con su amor y su presencia. Esta unción significa la llamada a nuevas responsabilidades que lo ocuparán completamente. Esta unción, tiene su fuente como las demás en Jesucristo, el Mesías, el Ungido.
El obispo recibe el anillo, que significa que contrae segundas nupcias con la Iglesia, que asume un compromiso de fidelidad con esa Iglesia, esposa de Cristo, con las diversas comunidades, parroquias.
Luego de esto, el nuevo Obispo, recibirá el libro de los Evangelios, al que está especialmente llamado a proclamar y enseñar, y de donde recibe personalmente consuelo e iluminación. Llamado a ser Maestro. A guardar, cuidar y enseñar, la fe que la Iglesia Católica profesa.
Los obispos utilizan sobre sus cabezas, una especie de sombrero particular, llamado Mitra. Ese ornamento, tiene como símbolo su responsabilidad de estar presente, ser testigo y modelo. Maestro del Antiguo y del Nuevo Testamento. Su mayor honor, será la responsabilidad que conlleva su ministerio.
Junto a esto, recibe el báculo, esa especie de bastón y de arma que en la antigüedad utilizaban los pastores para atraer a sus ovejas y para defenderlas de los ataques. Es símbolo especial de la autoridad que el obispo ha recibido de Jesucristo, para atender a su Iglesia, para vigilar y proteger, para conducir a los fieles.
Otros símbolos especiales son, el crucifijo que lleva a la vista, llamado pectoral, porque significa y recuerda que es Jesús quien debe estar en su interior y ser el dueño de su corazón. El pequeño gorro morado, se llama ‘solideo’, ‘sólo ante Dios’, sólo a Él se le debe gloria.
Participar concientemente de las celebraciones litúrgicas, nos permiten reconocer la acción de Dios que acompaña el caminar de cada hombre, de todos los hombres, llamados a la plenitud en unión con el Creador.
Fuente: Arzobispado Mercedes – Luján