Por Oscar Dinova – Dedicado a las madres, dónde la mía hace punta y le siguen todas las demás. Poema que escribí en un lejano 1999… A María Nelly Conde, mi madre.
Esta ahí
pegado a tu pecho,
cercano y seguro
brotando despacio
lo mejor de vos.
Te sigue así
la mano en el dedo
pasos inseguros
tropiezos y hop!
canción a la noche
suave palpitar.
Te tiene ahí,
al simple reclamo
tintas y cuadernos
moños y arrumacos
orgullo y disimulo,
¿a quién engañar?
Y sigue muy cerca
fiebre y noches blancas /
calor y caricias
miedos y dolor
¿se irán de una vez?
Al fin se desprende
dudas y certezas,
temores a baldes
¿qué hará por ahí,
dormirá caliente
comerá de todo
y sus amigos,
como serán?…
(en este mundo loco,
no se puede confiar)
Se ha hecho de golpe
distancia y destino
lejos de la casa
turbio el corazón /
despegaron pronto
y se fueron lejos
yo creo oírlos
jugar por aquí.
Pero está el regreso
una nueva chance,
que importa si ahora
suman unos más…
es como empezar
de nuevo la cosa,
y suena furioso
de nuevo el portón.
Reunirse a la mesa,
abrazos, jarana
sonrisas y charlas,
y el alma reclama
por un machucón.
Que vamos a hacer,
la vida te empaña los anteojos,
se escurre una lágrima
casi al refilón,
pero aún y todo,
lejanos los días
hoy es la alegría
de volver a ser…
Madre,
y por supuesto
que el mejor regalo
no tiene envoltorio
no pesa,
no cuesta,
no sabe a jazmín.
El mejor regalo
por obvio que sea,
el mejor regalo,
es que estés aquí.
Oscar Dinova (1999)