Por Oscar Dinova – En homenaje a todos los poetas en su país, esta poesía narra el último día de un exiliado preparando la vuelta a su país… (cualquier coincidencia es real).
El futuro, vos y la naturaleza muerta
¿No ves?,
el cuarto está esperando tu partida,
mientras en los rincones
juegan tristes duendes de despedida
y en el rayo de luz
que se cuela por la ventana
cabriolean pequeñisimos
habitantes de la tierra.
Y vos,
cerrás con apuro las valijas
porque irse significa
dejar atrás, bien atrás
esta tierra.
Pero,
en las sábanas que quedan
(por viejas)
hay arrugas hechas por la ternura
y hasta una mancha de amor
que se secó/ obstinada.
Y la silla,
que ahuecó su espalda
y sus caderas,
mientras se sucedían, grises
las tardes parisinas,
desde hoy
es solamente una silla.
Falta poco tiempo,
para que no vuelvas nunca
por eso te apurás
a barrer la basura
donde va una foto
que perdió vigencia
y algunos recuerdos -como su camisa-
que mejor no vuelan.
Finalmente la ventana,
tu improvisado espejo,
que atrapa tu última imagen
mirando la pieza/
pensando si,
alguna cosa importante
se queda…
no, te decís, meneando la cabeza…..
…..y cerrás la puerta.
París, Agosto de 1985
