Por Sergio Resquín* – El barrio Trocha nunca ha sido un lugar propicio para el armado de sociedades de fomentos de características punteriles. Tal vez porque es un barrio eminentemente de la clase obrera y de asalariados que si bien tienen que bancarse la crisis como cualquiera nunca han sido carne de clientelismo para las sucesivas administraciones municipales peronistas.
Obvio es decir que como en diferentes ámbitos estas organizaciones son utilizadas por el poder para contener la posible organización independiente de los ciudadanos. La propia burocracia sindical es un ejemplo de como se utilizan estas herramientas para “mantener tranquilo al rebaño”. Las “sociedades de fomento“ han sido una especie de delegación del poder de turno. No está demás recordar que el actual intendente invirtió mucho en cooptar a los “punteros“ selvistas para minar el poder de éste en los barrios.
Basto que un grupo de vecinos se reúnan discutan ante la situación insostenible que atravesaba la calle más postergada del barrio, peticionen a las autoridades y llegaran a una medida de acción directa para que el problema se hiciera visible. Alcanzaron para eso cuatro neumáticos humeando sobre la 29.
La organización de auto convocatorias ponen los pelos de punta a más de un funcionario. Es que la metodología de los vecinos implicó pasos más que interesantes desde el punto de vista de la política horizontal. Sin tutelas de ningún tipo se fueron cumpliendo pasos más que educativos, reuniones, debates y la organización de una Asamblea donde concurrieron la casi la totalidad de los frentistas de la calle 42 y de calles aledañas. A esta se convocó a todos los bloques pero nadie apareció en representación de Juan Ignacio Ustarroz. ¿Por qué esta indiferencia a una convocatoria de estas características? Como sigue siendo una practica constante en la política nacional, es mejor, en su lógica evitar hablar con Autoconvocados. Aunque sea para dar buenas noticias.
Por fin el asfalto en marcha
La obra comenzó hace unos quince días, con gran alegría de los vecinos. Pero en la noche del lunes un grupo de militantes se ocupó en colgar sendos pasacalles. El primero en ser visualizado en 29 y 42, movió a los signos de pregunta. “Gracias presidenta por el asfalto“ reza el aun colgado cartel. Firmado “los vecinos del Barrio Trocha. Pero como expresó uno de ellos, «¿Quién es la presidenta?». Resultó que había una sociedad de fomento y alguien que la presidia.
En todo este tiempo nunca la delegada del ejecutivo se acercó a vecino alguno para conocer el reclamo y al menos anunciar que “ella tiene línea directa con el intendente. Pero sea quien fuere la ignota “presidenta“ de la fantasmagórica sociedad de fomento del barrio es obvio que de seguir así seguirá en el anonimato. Ni siquiera supo cumplir el rol de puntera para frenar las acciones de los vecinos Autoconvocados. ¿Qué le impedía a esta persona a la que ahora asomarse por la asamblea? ¿Mirar a la cara a vecinos que, en algunos casos llevan más de 60 años pisando el barro de la Trocha?.
Tal vez no fue autorizada.
De todas formas el pasacalles en cuestión que agradecía a la desconocida presidenta por la llegada del asfalto desapareció prolijamente el jueves, tal como apareció.
La lucha por el relato.
El que aun se mantiene en donde fue colocado es el pasacalles de 15 y 42. En el sin firma alguna se le agradece al intendente por “el sueño cumplido del asfalto“. La cartelería desplegada expresa la necesidad del poder municipal de instalar un relato que ningunee a los vecinos auto convocados y rescate a su desconocida “sociedad de fomento“. Las viejas mañas de la política tradicional siempre se orientan en ese sentido, como si el funcionario de turno de puro dadivoso nos concede la gracia de una obra. Conceder que la auto organización de los vecinos tuvo su influencia en el asfaltado de la calle 42, no figura en el manual básico de la politiquería de aparatos que sigue funcionando. Más aun si incluimos que la quema de neumáticos fue parte de este logro.
* Sergio Resquín: Vecino del Barrio Trocha.