El pasado jueves volvió a La Trocha el ciclo Tango en el Andén que organiza la Dirección de Cultura. Hubo artistas de gran calidad y un buen marco de público. Ya se avanza con algunos agregados para la próxima edición de julio.
En la el Centro Cultural La Trocha, a pesar del fío, un concurrido marco de público se acercó al galpón central donde cada edición mensual de Tango en el Andén cobra vida. En un marco sobresaliente de escenografía arrabalera, donde predominó el paso de baile y los acordes de los clásicos del 2 x 4, el público mercedino pudo disfrutar de una noche cubierta de energía
Aún con las luces blancas del salón, Natalia Minadevino y Leandro Lofgren, los máximos responsables de Estímulo Dance, iniciaron a las 22 la clase abierta de baile para quienes estuvieron dispuestos a marcar el paso en la noche fría del jueves. Muchas parejas se reunieron en el centro de la pista para escuchar con atención los primeros conceptos de la danza típica que dieron inicio a un sin fin de piezas para compartir en grupo.
De a poco, el salón fue colmándose de espectadores. Algunos, tomaron ubicación en las mesas que la organización colocó para que se pueda comer y beber gracias al especial servicio de cantina al cual se ha acostumbrado el público en cada noche de Tango. Otros, los más activos, acomodaron sus abrigos en las sillas y comenzaron a bailar. Milongas, valsecitos criollos, tangos instrumentales, todo lo que sonó en esos primeros 45 minutos de noche.
Luego fue el turno de abrir el escenario y por ello, el querido Zoco Larralde subió junto al guitarrista Sebastián Fredes para dar la bienvenida y arrancar con “Amar y callar”, en una versión maravillosa de la obra de Nelly Omar y José Canet. Sobre el aplauso de sus seguidores, el cantor más popular del pueblo emocionó con “La última copa” y “La pulpera de Santa Lucía”. Entre tangos y valses, algunos invitados especiales fueron subiendo al escenario para interpretar “Los Mareados”, “Confidencias” y “Vieja Viola”, y dar un cierre vivado por el público presente.
Minutos después de las 23, una gran promesa de la música popular tuvo su noche en el Andén. Se trata de Natalia Díaz Velazco, la mercedina por adopción que por estos días es la voz de la Orquesta Orgánica y que se animó a hacerse cuerpo en milongas de los años 30, la guardia vieja del Tango porteño, luego de haber incursionado en el género hace algunos años junto a compañeros que la vida le ha puesto en el camino. En este caso, tuvo la gratísima compañía de Gonzalo Jesús, otro eximio guitarrista que al igual que Fredes en el número anterior, rebalsaron de acordes cada composición interpretada. Abrió su set con “Ventarrón” y luego le dio paso a “Gorda” y su querida “Baldosa floja”, para cerrar luego de uno 40 minutos de show con “Pedacito de cielo”.
Otra gran noche de Tango que sobrevivió al crudo frío de una noche tranquila y colmada de emociones. Ya se prepara la edición del mes de julio con algunos ingredientes que se sumarán a cada noche: concurso de canto buscando y premiando al “Cantor Bohemio” y también, aseguran, concurso de baile con distinciones muy especiales.
Por su parte, Lucía Capaccio, Directora de Cultura, expresó que «es una alegría enorme ver que este ciclo sigue siendo un éxito, que los mercedinos lo hicimos parte de la agenda cultural de la ciudad y que sin duda seguirá creciendo»
Fuente: Prensa Municipal