“La única forma que la maldad triunfe es que los hombres buenos no hagan nada”.

Cristián Frers* – El 25 de noviembre del 2015 se anuncia la creación del Ministerio de Medio Ambiente, el que fue ocupado por el Rabino Sergio Bergman. Se trata del primer Ministerio de la temática que se crea a nivel nacional en Argentina lo cual en primera instancia, es sin duda una buena noticia considerando que el ambiente ha sido relegado de manera permanente de los espacios de toma de decisiones.

Su principal objetivo fue asistir al Presidente de la Nación y sus ministerios en el área, como así coordinar las políticas del gobierno nacional que tenían impacto en la política ambiental, estableciendo la planificación estratégica de políticas y programas ambientales del gobierno nacional. Tenía a su cargo la promoción, difusión, y el desarrollo de actividades para contribuir en su ámbito integrándose con diversos organismos estatales, como así también el cumplimiento del derecho a un medio ambiente sano garantizado por la Constitución Argentina.

El 3 de septiembre de 2018, el presidente Mauricio Macri degradó el Ministerio al rango de Secretaría dentro de la  Secretaria General de la Presidencia de la Nación Argentina.

Cuando aprobaron la creación de este Ministerio, me puse realmente contento porque creí que empezaba una nueva era en la temática ambiental ya que Argentina no poseía una política ambiental y estaba lejos de implementarla. Si bien las leyes están y son muy buenas, intereses económicos hacen que no se cumplan.

Soy un convencido de que la falta de coordinación y de planificación de las acciones de los gobiernos ha derivado en una total ineficacia de sus políticas, y ha significado, en las cuestiones ambiente y de infraestructura, la necesidad de volver al principio, a cero. Por ejemplo, las muy pocas veces que se han establecido medidas anticontaminación de los cursos de agua, se acciona contra diversas empresas, pero no se tienen en cuenta los basureros a cielo abierto, que siempre se encuentran a la vera de los ríos, o se vierten líquidos cloacales sin tratamiento alguno, o simplemente se fugan efluentes con la complicidad de ciertos funcionarios que se hacen de la vista gorda. Las políticas ambientales, sobre todo aquellas dirigidas a frenar el daño que causa la contaminación, deben ser a todo o nada, es decir, que si se emprende una campaña no se pueden dejar fisuras o empezar por pequeñeces. No sirve llevar los jardines de infantes a juntar papelitos, mientras se deja que una poderosa industria desvíe su efluente contaminante de la planta de tratamiento. No es eficiente hacer un llamado a la adhesión voluntaria a un plan de producción limpia, al que acudirán los que siempre colaboran, pues aquellos a quienes la producción limpia no les interesa seguirán contaminando libremente.

La elaboración de una política ambiental municipal satisface importantes necesidades para todos los sectores de la vida local. Ella demanda que cada sector de la comunidad haga un balance ambiental sobre el proceso histórico de desarrollo regional. También exige elaborar un diagnóstico actualizado, definiendo cómo esa realidad ambiental es afectada hoy por su entorno económico, social, cultural, institucional, nacional e internacional. Cada región muestra una realidad ambiental específica, en sus recursos naturales y potencialidades, en la diversidad y magnitud de los problemas que debe enfrentar, en las capacidades y compromisos de sus instituciones y en la población, entre otras.

La política debería busca hacer ambientalmente sustentable el proceso de desarrollo, velando por el derecho a vivir en un ambiente libre de contaminación, la protección ambiental, la preservación de la naturaleza y la conservación del patrimonio ambiental. Su fin último debe ser mejorar la calidad de vida de todos los habitantes y de las generaciones futuras.

El ambiente necesita de políticas, iniciativas y programas que abarquen los desafíos que hoy enfrenta el país y el mundo. Pero en la Argentina pasa a ser un tema más dentro de una larga lista de promesas.

Con la creación de este Ministerio se daba un gran paso hacia un CAMBIO, por eso cuando se derogo el mismo, sentí una gran tristeza, me sentí nuevamente solo. Todos sabemos de la soledad que se siente cuando nos sentimos solos… y, volver todo a fojas cero en el campo del medio ambiente.

 

*Cristián Frers. Técnico Superior en Gestión Ambiental y Técnico Superior en Comunicación Social (Periodista).

 

 

 

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