Por Cristián Frers* – La definición de pobreza es en algunos casos ambigua. En términos generales se podría decir que se refiere a aquellas personas o familias que carecen de los atributos necesarios para dejar de ser pobres. Es importante entonces resaltar la relación que tienen los pobres con el ambiente, para lo cual es necesario redefinir la pobreza como un aspecto multidimensional que incluye conceptos como: bienestar, capacidades, derechos entre otros. Por otro lado, también se requiere repensar lo que se entiende por ambiente, ya que no puede ser concebido solo como el espacio físico que nos rodea, sino que las interacciones humanas son parte del mismo, es decir, es un entorno complejo cuyas interacciones son valiosas para el ser humano y el planeta.
La pobreza es uno de los tantos generadores de impacto ambiental y esto es debido a que, en su afán de subsistencia, los pueblos pobres terminan depredando la naturaleza en búsqueda de recursos para su supervivencia.
La población pobre, a la que se puede identificar como aquella que no consigue satisfacer necesidades básicas de subsistencia, generalmente habita en lugares de riesgo, tales como tierras bajas, franjas costeras sujetas a eventos climáticos o espacios de alta contaminación, lo cual la obliga a requerir mayor atención de servicios ambientales relacionados con sus carencias, es decir básicamente agua de calidad, tierras fértiles y aire limpio.
La falta gestión ambiental de los organismos de gobierno y al no poseer articulación, el cuidado del ambiente no funciona. La organización de controles no siempre requiere de grandes inversiones. Se podría corregir simplemente pensando bien lo que se va a hacer.
No se pretende establecer que los pobres no contaminan, está claro que lo hacen, pero a diferencia de lo que plantea la economía tradicional, lograr un crecimiento económico general no reducirá el daño ambiental, ni la pobreza. El crecimiento de por sí solo no garantiza que las brechas e inequidades sociales sean eliminadas y mientras estas existan no se habrá solucionado ni la pobreza ni el uso inadecuado de los recursos naturales. Hay pueblos enteros que han sido desplazados por la destrucción de las selvas tropicales, conflictos sociales acrecentados por inadecuada distribución de las tierras y el mal manejo de las mismas. Los pobres son capaces de generar propuestas y mecanismos de protección al ambiente como una acción colectiva donde se reducen los impactos demográficos, económicos y ambientales. La relación entre las actividades humanas y la degradación ambiental en zonas de pobreza muchas veces es mal interpretada o mal entendida, ya que se considera que la presión y el daño ambiental se da por la pobreza, situación que no es del todo cierto ya que hay presiones externas y de mercado que generan degradación de los recursos.
Con el tiempo se ha entendido que la única manera de asegurar economías fuertes y erradicar la pobreza no es mediante la extracción extensiva de los recursos, sino, por el contrario, conservando los ecosistemas. El agua, la energía, la comida y el aire, entre muchos otros, son servicios ecosistémicos que mantienen el bienestar humano.
Para garantizar un futuro ambiental sostenible tiene que haber desarrollo económico, pero la transición de pobreza a riqueza sólo se logra bajo libertad y democracia, dejando que la gente tome sus propias decisiones, incluyendo las que tienen que ver con el medio ambiente. En esa transición es importante no dejar rezagada a ninguna región. Si siguen existiendo zonas con miseria extrema, estas impedirán que se logren soluciones a los problemas ambientales más serios, tales como la contaminación del aire y de las aguas, inseguridad alimenticia, hambre y enfermedades.
La protección del ambiente y la lucha contra la pobreza van de la mano para un futuro sostenible. De ahí que la apuesta por erradicar la pobreza también sea una apuesta por la conservación del ambiente cada vez de forma más clara y evidente
Se puede expresar que las estrategias de reducción de la pobreza que los países implementen deben comprender las condiciones en las que los pobres viven, sus medios de vida y cómo ellos se pueden adaptar a los impactos y cambios naturales de tal manera que les permita construir una mejor condición de vida sin comprometer los recursos naturales, ni para ellos… Ni para sus hijos o sus nietos.
*Cristián Frers – Técnico Superior en Gestión Ambiental y Técnico Superior en Comunicación social (Periodista),