Por Cristián Frers* – Hoy en día en la Argentina un porcentaje importante de la población considera que el cuidado del ambiente es algo “muy” o “bastante” importante. Ahora bien, este porcentaje contundente, ¿es una buena noticia?, ¿tiene valor tal y como está expresada? Probablemente no lo tiene si antes no nos preguntamos, por ejemplo, ¿qué porcentaje de la población sabe realmente de lo que está hablando cuando se refiere al ambiente? o mejor Se trata simplemente de preguntarle a la gente qué sabe, qué siente, qué percibe y qué le interesa de este amplio y complejo tema. Pero también, de mantener la objetividad y reconocer que desafortunadamente una mayoría de la población o sencillamente no se interesa por su entorno ambiental o se expresa de una manera “políticamente correcta”, agregando más confusión. Muchos ciudadanos no saben realmente de qué se trata, pero expresan su preocupación. Otros, casi en las tinieblas y siendo víctimas directas de la contaminación, apenas si son escuchados por quienes deberían tomar decisiones con respecto a su futuro. Hoy en día todos estamos a favor del medioambiente, lo que pasa es que todavía no lo sabemos. Qué porcentaje de la población en lugar de aceptar su desinterés o desconocimiento sobre el tema, elige ofrecer una respuesta simplemente políticamente correcta?
En general, para cuidar el ambiente se necesita valorarlo, amarlo y ser consciente de lo que significa contaminar de manera inmediata, a corto, mediano y largo plazo. Esto se traduce en una conducta: no tirar basura, cuidar el agua, cuidar el aire, el suelo, los animales, las plantas, ocuparnos y hacernos cargo del cambio climático, buscando un desarrollo sustentable para nosotros y nuestra descendencia. Por tanto, estamos frente a una actitud, que tiene tres componentes: afectivo, cognitivo y conductual.
¿Es real? ¿No nos importa el ambiente? Siendo un optimista, un iluso y tendiendo a pensar bien de los demás, tengo la idea de que todos somos portadores de una pequeña conciencia ambiental que nos habla, pero después de escuchar algunas frases como: «A mí el tema ambiental… no me da de comer», «No importa lo que yo haga si todo está mal».
Lo primero que se me cruza por la cabeza es que nos importa más nuestro «yo» que cualquier otra cosa. Eso es innegable. Nos creemos el ombligo del mundo y TODO lo demás es un tanto secundario.
Pero… el ambiente nos afecta de forma individual a cada uno. Si somos unos egoístas, debería importarnos igualmente. Si, cierto, pero hay que sumar la ignorancia a la ecuación: «¿Problemas ambientales? Eso a mí no me afecta». Y esta es la actitud que desgraciadamente nos encontramos por la calle o con cualquier persona a quien se le pregunte por la problemática ambiental… muchas veces, por pura ignorancia, de no saber.
Si informamos a ese individuo ya está. Pero no es así, porque la ecuación tiene un término más: La apatía. Está muy unido a los anteriores y consigue que no hagamos nada.
INDIVIDUALISMO + IGNORANCIA + APATÍA= NO ME IMPORTA
Podríamos resumir todo esto en que somos unos ignorantes, egocéntricos y vagos. Tampoco se ha internalizado otra gama de características humanas como son los valores, el respeto hacia los otros, la solidaridad con las futuras generaciones, la empatía, entre otras cosas. .Creemos que nadie vendrá a solucionar nuestros problemas o que ni siquiera tenemos un problema real que solucionar. Son personas que seguramente les cuesta disfrutar de la vida, de los pequeños detalles, de la belleza de la naturaleza, de lo esencial.
Un ecosistema alterado, contaminado, no contribuye a una buena calidad de vida. La calidad de vida, se refiere a las personas. Las personas o una población con altos niveles de ruidos, grandes cantidades de desechos sólidos y líquidos por doquier, no es una población que disfrute de buena calidad de vida. Además, si consideramos la contaminación del subsuelo debido al vertimiento de diversos productos químicos -grasas, aceites, sosa cáustica, entre otros-. Si agregamos la contaminación atmosférica proveniente de los gases de automóviles, plantas eléctricas, zonas industriales, aviones, entre otros.
Entonces, ese cuadro de contaminación generalizado, provoca que el Planeta Tierra, haya reducido las condiciones que nos obligan a vivir con baja calidad de vida a nivel planetario. Los efectos negativos de los problemas ambientales, parecen irreversibles en el corto, mediano plazo, y largo plazo pero nadie los cuantifica.
Si traducimos o extrapolamos, lo que está pasando a nivel planetario país, la situación, se torna más deprimente cada día debido a que los asuntos ambientales, son problemas de corto, mediano y largo plazo que a las autoridades no le interesa enfrentar, resolver sino solo beneficiarse o beneficiar a los suyos, siempre y cuando favorezcan o no estorben la elección de un intendente, un gobernador o un presidente de la nación y sus respectivas reelecciones. Dentro de la política local, provincial o nacional encontramos corruptos, mentirosos, manipuladores, ineptos, que no les interesa el cuidado del ambiente y los recursos naturales, es decir no le interesa la calidad de vida de los argentinos.
Se trata simplemente de preguntarle a la gente qué sabe, qué siente, qué percibe y qué le interesa de la problemática ambiental. Pero también, de mantener la objetividad y reconocer que desafortunadamente una mayoría de la población o sencillamente no se interesa por su entorno ambiental o se expresa de una manera políticamente correcta, que solo ellos consideran correcta, agregando más confusión. Muchos ciudadanos no saben realmente de qué se trata, pero expresan su preocupación. Otros, casi en las tinieblas y siendo víctimas directas de la contaminación, apenas si son escuchados por quienes deberían tomar decisiones con respecto a su futuro. Hoy en día todos estamos a favor del ambiente, lo que pasa es que todavía no lo sabemos.
*Cristián Frers – Técnico Superior en Gestión Ambiental y Técnico Superior en Comunicación Social (Periodista).