Por Cristián Frers* – «Una vez que una especie se extingue ninguna ley puede hacerla volver: se hay ido para siempre»
En Argentina vivimos diariamente como individuos ajenos al ambiente, pocos somos los que en verdad hacemos algo para que nuestro planeta se mantenga vivo por el tiempo que merece. Y hay que entender que el problema no es de la ignorancia de nuestros vecinos, o de la falta de atención de nuestro compañero que tiro la basura al piso. El problema recae en nosotros los que somos conscientes de todo el daño que le hacemos al planeta, y que por no perdernos el partido de fútbol, o la comida con la novia, no les decimos lo que están haciendo mal, pero lo más importante, no les decimos que tienen que corregir. Es cierta la frase que dice «la ignorancia es la madre de todos los crímenes» pero si nos ponemos a pensar y vamos más a fondo, no podemos chocar con la realidad de que los que si estamos enterados y los que si tenemos una conciencia ambiental forjada, no hacemos nada para que esa «ignorancia» disminuya.
La biodiversidad es la diversidad de vida, la variedad de seres vivos que existen en el planeta y las relaciones que establecen entre sí y con el medio que los rodea, es el resultado de millones de años de evolución. Defender la diversidad biológica, es en otras palabras, defender la VIDA.
No siempre somos conscientes de la importancia de la biodiversidad, pero está definitivamente ligada a nuestra sociedad humana. Somos biodiversidad. Su importancia va más allá de su valor intrínseco. Toda nuestra calidad de vida depende de lo que la biodiversidad proporciona. El aire limpio, nuestros recursos hídricos, los recursos naturales, médicos, alimentarios, provienen directamente de la biodiversidad.
Y más allá, nuestra propia cultura y educación ha evolucionado ligada a la biodiversidad. Todo nuestro bienestar y calidad de vida dependen de ella.
Nuestro país es un territorio complejo, con 18 ecorregiones, yendo desde la zona subtropical hasta la Antártida y desde las montañas más altas de América hasta el abismo profundo del mar. Esta diversidad ecosistémica hace que el país, según su Estrategia de Biodiversidad, albergua más de 100.000 especies de artrópodos, 10.000 de plantas vasculares, 1.002 de aves, 978 de peces, 406 de reptiles, 385 de mamíferos y 178 de anfibios. De estas especies, se estima que alrededor del 25 % se encuentra bajo amenaza de extinción.
Un millón de especies corren riesgo de desaparecer, en los próximos años para la comunidad científica. Pero no todas son malas noticias: La buena noticia es que hay un buen diagnóstico del problema. Se conocen que los factores principales de la degradación ambiental y por consiguiente el deterioro de nuestra especie es la expansión de la agricultura no sustentable, la crisis climática, la contaminación, la sobreexplotación de recursos naturales y la introducción de especies por fuera de su rango nativo. Para enfrentar estas amenazas, el desafío es que las decisiones, tanto públicas como privadas, se basen en los múltiples valores que están en juego y los múltiples sectores sociales que están afectados.
La meta es que nunca más se extinga una especie en Argentina, por eso desde la Secretaria de Ambiente y Desarrollo Sustentable, se ha comenzado a trabajar sobre siete especies prioritarias desde el año 2017 -tres aves, dos mamíferos, un anfibio y un pez-: el cardenal amarillo, el macá tobiano, el cauquén de cabeza colorada, el jaguar o yaguareté, el venado de las pampas, la ranita del Pehuenche y la mojarra desnuda.
No significa que otras especies no requieran atención, sino que implica un esfuerzo adicional en el manejo de las que están en estado más crítico… El tema es: Que sucedió con las especies analizadas o estudiadas? Se resolvieron o solucionaron sus problemas?, Como se encuentran HOY y en qué estado?
Para detener la destrucción directa de la biodiversidad necesitamos eliminar las causas fundamentales que nos llevan a explotar el medio natural: reducir la presión sobre los ecosistemas por debajo de los límites de un planeta finito implica optar por un sistema económico equitativo que integre la biodiversidad y los procesos naturales renunciando a los patrones de consumo irracional de los países y optar por un sistema económico equitativo que integre la biodiversidad y los procesos naturales.
La biodiversidad tiene un papel importante en la identidad de sus ciudadanos, en su producción y en el desarrollo cultural; es una fuente de inspiración, producción y recreación para distintos grupos humanos. En el ámbito cultural y artístico la diversidad de formas de vida constituye la base del conocimiento, creencias religiosas o filosóficas, que orientan el estilo de vida de las personas: es importante cuidarla ya que ponemos en peligro nuestra propia existencia como especie.
*Cristián Frers – Técnico Superior en Gestión Ambiental y Técnico Superior en Comunicación Social (Periodista).