Por Cristián Frers* – Todos conocemos la importancia que tiene el agua para la vida en la Tierra. Por eso gestionarla de una forma responsable es vital para el desarrollo de nuestro planeta.
El vertido de aguas residuales urbanas sin depurar provoca sobre los cauces receptores una serie de efectos negativos como: fangos y flotantes, agotamiento del contenido en oxígeno presente en las aguas, aportes excesivos de nutrientes como nitrógeno y fosforo, sobre todo y daños a la salud pública fomentando la propagación patógenos. Por lo que es necesario su tratamiento para devolver dicha agua al medio o para su reutilización.
Los humedales artificiales son zonas construidas por el hombre en las que, de forma controlada, se reproducen mecanismos de eliminación de contaminantes presentes en aguas residuales utilizando a la biología. No necesitan casi personal para su mantenimiento. No gasta energía. Totalmente integrados con el paisaje donde su construcción es muy sencilla y económica, son fáciles de mantener,
Los humedales artificiales son sistemas de depuración de aguas residuales idóneos para municipios.
Otra ventaja de estos sistemas es la posibilidad de combinarse con otros procesos depuradores ya existentes, a fin de optimizar su rendimiento. Adicionalmente, este tipo de sistemas es altamente eficiente para eliminar bacterias patógenas de las aguas residuales.
En la actualidad, en muchos pueblos, las plantas de tratamiento ya no cumplen sus objetivos por obsolescencia y/o por mayor carga debido a la actividad industrial. El construir nuevas plantas de depuración o el conectarse plantas lejanas implica un elevado costo, con lo que conectar las antiguas plantas con humedales artificiales puede ser una alternativa económica y ecológicamente aceptable, son sistemas que aprovechan recursos de la naturaleza para limpiar residuos del agua.
Así es como comenzó mi preocupación por el río Areco en la Localidad de Carmen de Areco – Provincia de Buenos Aires. Todo comenzó en enero del 2005, me llevaron a conocer el Balneario de la Ciudad de Carmen de Areco – Provincia de Buenos Aires. Ese mismo día, me di cuenta que algo no andaba bien por la cantidad de espuma blanca que tenía el cauce a la altura de un pequeño salto. Los detergentes producen espumas y añaden fósforo al agua (eutrofización). Disminuyen mucho el poder autodepurador de los ríos al dificultar la actividad bacteriana.
En noviembre
del 2006, tome unas muestras del agua del río para realizarles unos análisis
físico/químicos para confirmar las dudas que tenía sobre la calidad de sus
aguas.
Cuando se me entregaron las muestras que había llevado a analizar en la
Facultad de Agronomía de la U.B.A – Cátedra de Edafología – en el Laboratorio
de Análisis de Suelos, Aguas y Vegetales a cargo del Ingeniero Eduardo Vella.
Se me explicó que había que interpretar que estas aguas poseen un alto grado de salinidad. La salinidad es un factor ecológico de gran importancia ya que influye mucho sobre los tipos de organismos que podrán vivir en esos cuerpos de agua. La salinidad influye sobre las especies de plantas que podrán vivir en determinada agua, o en tierras humedecidas con determinadas aguas, me estoy refiriendo al uso de aguas para el riego de chacras, campos o estancias.
Una de las muestras dio como resultado que las aguas contienen una cantidad importante de fósforo: 1,12 ppm. El fósforo, da origen a nutrientes vegetales que, pueden ser contaminantes. Cuando penetran en el agua, contribuyen a la formación de algas, de la misma forma en que lo hacen los nitratos. De hecho, el fósforo es el elemento cuya falta restringe el crecimiento de las plantas acuáticas. Al incorporar fósforo al agua de un río o lago se acelera el crecimiento de las algas, lo que, finalmente, daña el ecosistema por la disminución de los niveles de oxígeno que tiene lugar una vez que las algas mueren.
Durante toda la gestión del intendente Marcelo Alejandro Skansi (2007 – 2019) perteneciente al Partido Vecinalista Nueva Alternativa Carmeña, nunca se interesaron por el tema ni si preocuparon por buscarle una solución a la problemática planteada. Ni funcionarios públicos, ni políticos. Sin embargo, todos se “llenaban la boca” hablando de desarrollo sustentable. El hecho es que desde el 2015 inicie una denuncia por “contaminación por fosfatos” expediente 7520 ante la Defensoría del Pueblo de la Provincia de Buenos Aires, que en la actualidad sigue su curso.
En diciembre del 2019 comenzara una nueva gestión impulsada por Ivan Villagran integrante del Frente de Todos (camporista). ¿Le prestara la debida atención a la descontaminación del rio?… No lo creo, pero hay que darle el tiempo suficiente para que lo haga.
Resulta evidente que la gravedad del problema abarca y compromete distintos sectores involucrados frente a los problemas que sufre un río que puede ofrecer todavía mejores posibilidades, de las que se aprovechan en estos momentos. Lo cierto es que, como en tantos otros casos, los argentinos disponemos en el Río Areco de un rico patrimonio y muy poco es lo que se hace por preservarlo. La lucha por el saneamiento es una batalla contra la corrupción, la burocracia, la incapacidad, la apatía y la mentira; es en definitiva una lucha emblemática contra la mediocridad.
Merecer el río significa saber hacer uso de él, amarlo, amar sus habitantes, su medio y fundamentalmente desear que nunca deje de ser lo que es hoy, para nuestros hijos y nuestros nietos; y actuar en consecuencia. Merecer el río significa respetar las reglamentaciones, educarse para adoptar una actitud que contribuya a mejorar las condiciones del mismo.
*Cristián Frers – Técnico Superior en Gestión Ambiental y Técnico Superior en Comunicación Social (Periodista).