“El ser humano no tiene dinero para impulsar el uso de las ENERGIAS RENOVABLES, pero si tiene dinero para comprar fósforos que se hacen con madera de arboles para quemar bosques y selvas enteras!!!…La pregunta es: ¿Hay vida inteligente en la TIERRA?” Cristian Frers*.
Muchas veces pareciera ser que el cambio climático es inevitable, que es un fenómeno lejano frente al que nos sentimos pequeños e insignificantes. Sin dudas el mundo vive una gran crisis climática y se buscan maneras para salir adelante. El calentamiento global preocupa fuertemente por las consecuencias que podría tener en la humanidad.
Frente al evidente avance este cambio, si hay cosas que cada uno de nosotros podemos hacer, y la reforestación es una de ellas. La reforestación puede convertirse en una de las «estrategias más efectivas» para combatir este problema y mitigar el aumento de las temperaturas.
Los bosques limpian el aire y regulan el clima a la vez. Un solo árbol sano, produce el mismo efecto de enfriamiento que 10 unidades de aire acondicionado funcionando en conjunto, además de reducir la materia particulada en el aire entre un 7% y un 24%. Los árboles son la única solución que limpia y enfría el aire a la vez, además de ofrecer otros beneficios, se ayuda a que el agua y el aire sean más puros, la biodiversidad y el suelo más ricos, y el suministro de alimentos más estable.
La reforestación es una excelente idea, pero es necesario saber cómo y dónde implementarla, ya que involucra múltiples parámetros y variables.
La deforestación se relaciona con el cambio climático pues cada vez que se pierden bosques se liberan gases de efecto invernadero, como dióxido de carbono, que estaban cubiertos bajo los árboles. Además, se provoca desabastecimiento de agua y pérdida de biodiversidad.
En las grandes ciudades cada vez es más común ver zonas sin árboles, sin embargo, es difícil intentar reforestar ya que las grandes construcciones han ocupado los espacios de los árboles y aunque la reforestación se define como el acto de plantar árboles en zonas que estaban cubiertas de bosques, esto es casi imposible en zonas urbanas.
Hay científicos y ambientalistas que se oponen a que la reforestación sería una solución efectiva al cambio climático ya que talar un árbol lleva mucho menos tiempo que el que este tarda en crecer y madurar. En el momento en que se tala, libera todo el carbono de nuevo a la atmosfera. Incluso si volvemos a plantar árboles, los beneficios no serían perceptibles hasta que llegaran a la madurez, lo cual podría llevar décadas.
Casi todo el mundo está de acuerdo con que la reforestación es una poderosa herramienta para combatir las consecuencias del cambio climático. Además, de la absorción del dióxido de carbono, proporciona el hábitat necesario para muchos organismos, ayudando a frenar la extinción que está provocando el ser humano. Con el nivel de dióxido de carbono que se ha emitido hasta el momento, muchas personas están de acuerdo en que necesitamos combinar la reducción en las emisiones y la retención del dióxido de carbono para minimizar el cambio climático de manera efectiva.
En lo que SI hay que tener cuidado es que el cambio climático constituye en problema de gestión de riesgos que requiere de varias soluciones. Por esta razón, dar demasiada importancia solo a una de ellas o asegurar que se trata de la mejor solución disponible al día de hoy conlleva el riesgo de desviar la atención y los recursos, ya de por si limitados, de otras posibles soluciones. Con esto quiero decir que NO debemos cerrarnos, por ejemplo, al impulso de las energías renovables.
A pesar de todo, así como se traspasaron prácticas dañinas para el ambiente, se pueden traspasar acciones de impacto positivo, para que nosotros y las generaciones venideras seamos capaces de vivir en equilibrio con el ambiente. Debemos sembrar conciencia de que nuestras acciones dejan una huella en el mundo y que afectarlo de forma positiva es más simple de lo que parece.
*Cristián Frers – Técnico Superior en Gestión Ambiental y Técnico Superior en Comunicación Social (Periodista).
