Tienen entre 18 y 40 años, son madres, hijas, estudiantes, trabajadoras, amigas, pero también son Bomberas Voluntarias del cuerpo activo de Mercedes. La primera promoción de Bomberas Voluntarias de Mercedes. Son trece y durante el año pasado hicieron el curso de ingreso a la par de los hombres inscriptos.
Aylín Milagros Gollo, Liliana Galeano, Morena Avila Fresnes, Andrea Caroline Javier, Candela Asperue, Romina Pertosi, Yésica Ortíz, Estefanía Giménez Romero, Stella Maris Gatti, Antonella Leiva, Lucrecia Aldana Solivella, Yanina Sánchez y Marianela Avagnina desde este año son parte de los equipos que cumplen servicios en el cuerpo activo de Bomberos Voluntarios.
El año pasado cuando supieron que la inscripción para ingresantes era mixta, se “abalanzaron” para iniciar el curso. “Esperé toda mi vida la inscripción para mujeres. Apenas lo supe, dejé lo que estaba haciendo y vine a anotarme”, dijo Stella Maris, la más grande del grupo, que desde chica había visto a los amigos de su padre cumplir servicios como Bombero. “Yo también lo soñé de muy chica. Mis hermanos son Bomberos y en cuanto lo supe, a los quince minutos estaba en la puerta preguntando qué tenía que traer”, agregó Candela. “A mí siempre me gustó y había averiguado que en Pilar había mujeres, había pensado irme allá”, resaltó Antonella. “Yo pensé en mudarme a otra ciudad que tuviese Bomberas”, marcó Morena, la más pequeña de las mujeres del cuerpo activo.
Algunas de ellas tienen familiares que son Bomberos, otras lo soñaron desde pequeñas y mientras que un grupito, se sumó a Bomberos como un complemento a su trabajo. El curso de ingreso las motivó a continuar. Pese a horas de estudio, prácticas, capacitación continua, esfuerzo, adaptarse a ser Bombero, al ritmo de vida, al trabajo dentro y fuera del cuartel. “El que entra a Bomberos es el que cambia toda su vida, te adaptas vos, tu familia. No es la institución la que se adapta a vos. Nuestras familias nos apoyaron en todo momento y si alguna vez pensamos en bajar los brazos, nos animaban a seguir”, contaron recordaron algunos momentos en donde las relaciones con amigos y parejas se tensaron por el cambio de vida que iniciaron.
En diciembre pasado recibieron la certificación para empezar con los servicios. Pero debieron esperar un tiempo para cumplir su tarea. No obstante, recuerdan sus primeras salidas. Desde el incendio de fardos en García o el del desarmadero de autos con un viento que las envolvió entre el humo y las llamas, hasta rescatar un loro de una planta que nunca bajó o a un caballo de un pozo.
“Hemos ido a servicios de cosas que no vimos en los entrenamientos. Te lo cuentan, pero ir y vivirlo, es otra cosa”, contaron. “Recién arrancamos. Nos falta experiencia para todo. Nos tienen paciencia. Haces el curso, pero es distinto. La adrenalina que te sube cuando te eligen o cuando vas en el camión y suena la sirena es maravillosa. Te eriza la piel. Te cambia la mirada hacia al prójimo. Estoy orgullosa de estar acá. Orgullosa de haber dado el paso y haber cumplido un sueño”, resaltó Liliana, correntina de nacimiento y madre de una nena de 2 años.
“Para el cuerpo de Bomberos de Mercedes es todo nuevo, el hecho de que haya mujeres. Ellos se están adaptando a nosotras y nosotras a ellos. Pero nos motivan a seguir. Nos tratan igual que a los hombres. Desde el primer día, siempre existió el compañerismo. Hoy en los servicios, también. Cuando subimos a un camión, todos somos iguales. No hay mujeres y varones. Hay Bomberos que van a un servicio. No importa la jerarquía. Nos cuidamos mucho entre todos. Somos todos, un equipo. En los servicios somos todos iguales”, resalta esta camada de mujeres Bomberas de Mercedes, la primera en la ciudad.
“Uno lo ve de afuera. Dice bombero, camión, incendio, pero son un montón de cosas. Para describir todo lo que tiene, no nos da el tiempo”, dice Marianela, a lo que Yanina agrega “vinimos sin saber cómo es esto, ahora no nos sacan ni con el (móvil) 34”. Ríen todas.
Por Clarisa Altieri
