Entrega de libros en el CEPT N° 4 de Mercedes

Por Oscar Dinova – Una tarde de domingo, una como cualquier otra. Para esta época, en un lejano, 1990. Hace ya 30 años. Un Renault 12 se detenía frente al pequeño edificio de la Escuela Primaria 28, camino a Almeyra. Un profesor y su esposa e hijos admiran el pequeño predio, que puede albergar un sueño, el de tener, en nuestro partido, un Centro Educativo para la Producción Total, el Nro 4, más precisamente. No parece fácil pero tampoco imposible. Un puñado de gente convencida emprende el esfuerzo.

Hoy, el CEPT de Mercedes, es una realidad, centenares de jóvenes se han formado en esta Institución, cada año nuevos hombres y mujeres se lanzan a la desafiante aventura de la vida, con las herramientas recibidas y forjadas entre padres, docentes y alumnos. Una región, que excede nuestro partido, se beneficia actualmente de su dinamismo, compromiso y constancia; Mercedes, Suipacha, Navarro, Chivilcoy, Luján como partidos y Almeyra, Rivas, Castilla, Franklin, Gorostiaga, García, Goldney, Gowland, Thomás Jofre, La Verde, son algunos de los pueblos rurales que reciben las visitas pedagógicas de los profesores, en cada casa, en cada campo.

En ellas, se repasan tareas educativas, mientras que, proyectos productivos y sociales van tomando forma, al calor de un buen mate y los aportes familiares. Muchas buenas personas dejaron todo de sí -y hasta la vida misma-, para que este sueño, se transformase en realidad, sería imposible e injusto nombrar aquí, a cada una de ellas. Consejeros, docentes, vecinos, funcionarios que desde el comienzo se aferraron a una quimera, que en pocos años dejó de ser tal, para transformarse en una hermosa y sólida certeza. En esta sana costumbre de educar que nos cobija a todos.

Han pasado 30 años desde aquella tarde de domingo en familia. He asumido nuevos desafíos, como es escribir historias y convertirlos en libros. Hoy, en estos tiempos difíciles, puedo cumplir otro sueño, el de hacer llegar, gracias al apoyo editorial de UATRE, Cuentos del Abuelo y Crónicas de Gardel a cada joven y sus familias, que siguen apostando a la educación como la mejor manera de hacer grande a nuestro querido país. ¡Qué los disfruten!

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