Por Cristián Frers* – La educación ambiental es un proceso que dura toda la vida y que tiene como objetivo impartir conciencia ambiental, conocimiento ecológico, actitudes y valores hacia el ambiente para tomar un compromiso de acciones y responsabilidades que tengan por fin el uso racional de los recursos y poder lograr así un desarrollo adecuado y sostenible.
La educación tiene que iniciarse lo más pronto posible ya que de esta manera, si los chicos son capaces de identificar y solucionar problemas ambientales en edad temprana, podrán continuar con ello en la edad adulta y ser capaces de tomar una decisión, dando posibles respuestas a la problemática que tenemos en la actualidad. Además es imprescindible que los chicos se sensibilicen con el medio y tomen hábitos sostenibles ya que el concepto de desarrollo sostenible les afecta a ellos y tendrán que ser capaces de racionalizar sus recursos para no comprometer los de futuras generaciones.
La educación ambiental puede ser vista como una actividad entretenida y no aburrida para los niños, procurando que adquieran conocimientos sobre su entorno y aprendan a respetarlo para que en un futuro sean capaces de gestionar de la mejor manera sus actividades para que éstas sean menos perjudiciales para el ambiente.
Esta educación evoluciono desde una mirada conservacionista en sus inicios, hacia una educación que considera la interrelación del ser humano, su ambiente, el modelo de desarrollo económico y la cultura, entre otras cosas.
Asi, se establece que es fundamental que esta enseñanza se aborde de una manera transversal y sistémica, orientada hacia la resolución de problemas y con un fuerte componente de actitud y ético. La educación ambiental no debe trabajarse solamente desde el conocimiento de las temáticas ambientales y la sensibilización, sino especialmente, desde la formación de valores que permita una transformación de la sociedad en su conjunto.
Es por este motivo, que creo que el reciclaje juega un papel fundamental para combatir esta problemática del agotamiento de los servicios ambientales, reducir la cantidad de residuos, alargar la vida de los rellenos sanitarios y mantener el ambiente libre de contaminación alguna. Es decir, el reciclaje es la mejor estrategia para conservar los recursos de la naturaleza, donde la humanidad debe utilizar de forma consciente estos bienes sin causar algún impacto sobre el entorno natural.
El reciclaje es la forma en que se reutiliza o se renueva los residuos generados por los seres humanos, para fabricar otros materiales. En sí, es aprovechar cualquier residuo, desecho o basura para darle un nuevo valor a partir de un producto que se pueda volver a utilizar.
Tomando como ejemplo el modelo cíclico de la naturaleza, la economía circular se presenta como un sistema de aprovechamiento de recursos donde prima la reducción de los elementos: minimizar la producción al mínimo indispensable, y cuando sea necesario hacer uso del producto, apostar por la reutilización de los elementos que por sus propiedades no pueden volver al medio ambiente.
Es decir, la economía circular aboga por utilizar la mayor parte de materiales biodegradables posibles en la fabricación de bienes de consumo –nutrientes biológicos- para que éstos puedan volver a la naturaleza sin causar daños medioambientales al agotar su vida útil. En los casos que no sea posible utilizar materiales eco amigables -nutrientes técnicos: componentes electrónicos, metálicos, batería- el objetivo será facilitar un desacople sencillo para darle una nueva vida reincorporándolos al ciclo de producción y componer una nueva pieza.
La educación con un enfoque ambiental, permitirá abrir nuevas perspectivas de trabajo en ámbitos como la protección del patrimonio, crear una conciencia social sobre los problemas del deterioro del ambiente, tanto en bienes culturales como naturales, así como la generación de nuevos conocimientos, nuevas técnicas y nuevas orientaciones en la formación profesional.
El conocimiento de los problemas ambientales, puede, bajo principios orientados a ayudar a comprender un poco más lo complejo de la realidad que vivimos. Esto no significa que los contenidos por si solos conduzcan a un cambio de actitudes.
La educación ambiental debe ir más allá de la simple transmisión de conceptos que favorezcan la actitud pasiva del estudiante. Exige la capacidad para analizar y proponer soluciones a los problemas. Éstas pueden alcanzarse mediante el cuestionamiento de ideas, la formulación de nuevas hipótesis, además de la integración y práctica de valores.
*Cristián Frers – Técnico Superior en Gestión Ambiental y Técnico Superior en Comunicación Social (Periodista).