Por Octavio Fiorelli – Junto con la pandemia sobrevino la necesidad de hacer aquello que venía siendo postergado desde tiempo. A la pasión de correr en maratones, ya lleva muchas en su haber, se sumó la pasión por la pintura y que en Miguel Verón, de él se trata, se puede rastrear desde que dejó inconclusa la carrera de arquitectura en la universidad de La Plata – como tantos dejaron su futuro profesional por la última dictadura cívico militar.
Desde el espacio de su casa, la muestra virtual se proyecta en la red social de facebook, on line y en vivo, el sábado 14 luego de las 18 hs. La idea es mostrar lo que Miguel, hace apenas poco más de dos años, viene haciendo con la guía del artista plástico Cesar Lalla y que ya lleva más de 70 cuadros realizados.
“Pinta Verón” es un recorrido por esa insipiente obra pictórica que Miguel consigue plasmar en cuatro ejes temáticos: los cuadros testimoniales, con imágenes de momentos históricos de la vida política y social de la Argentina y en las cuales Verón también fue testigo; la serie de los rostros geométricos inspirados en la exploración del color y las pinturas de caras en las culturas originarias, además de la búsqueda de la expresión facial rompiendo la simetría; los cuadros que se basan en sueños, recuerdos de infancia y las marcas cuasi fantasmagóricas de la polio y la difteria en una mente de un niño; por último los cuadros que ahondan en dos temáticas que destaca Verón como la figura femenina y el paisaje.
Las influencias icónicas y revisitadas en Miguel Verón
Eva Perón y Carlos Gardel son dos de los cuadros que Miguel muestra al comienzo de la recorrida virtual por su obra. Son dos íconos importantes en la vida de Verón: la peronismo, con toda la carga transformadora social que involucra la figura de “evita” y el tango, más precisamente la música porteña y rioplatense, con Gardel.
El peronismo como el movimiento político al que Miguel abrazó desde su juventud y que lo llevó incluso a revisitar el camino que sostuvo toda una generación y que plasma críticamente en su cuadro sobre los desaparecidos y la militancia setentista: la misión de un mundo mejor truncado, la sangre derramada y los ideales traicionados.
Testimonios de hechos históricos en la vida del país que quedan congelados en el cuadro sobre la masacre de la “Puerta 12”, donde Miguel fue testigo directo conjuntamente con otros que fueron a ver ese partido de fútbol en River Plate, en el 68. Más actualmente la lucha de los trabajadores de la empresa local Guilford que cerró sus puertas dejando a muchos mercedinos en la calle, a quienes Miguel acompañó solidariamente en los reclamos fuera del predio de fábrica.
Pinta tu aldea y pintarás el mundo
Otros cuadros de Verón apuntan al recuerdo, a los momentos vividos en la ciudad y que funcionan como mojones territoriales de un Mercedes que se diluye en el tiempo como las figuras de los changarines que esperaban ser llamados a trabajar en las inmediaciones del Molino Cores, en la esquina de la 17 y 10; o la fachada de una casa en calle 27 entre 32 y 34, la de “los Maleplate”.
La obra de Miguel Verón también apela a los sentimientos y los afectos como la imagen del padre cosechando maíz o la pérgola de la casa de Margarita de Quiroga, en el barrio La Tuca. Momentos alojados en la memoria de Miguel que afloran con los cuadros y las alusiones a la fiebre difteria o a las secuelas de la Polio en la Argentina y en Mercedes.
En cada una de las pinturas Miguel deja un pedazo de su mirada, de su esencia, que se traduce en trazos simples, perspectivas reforzadas con estilográficas Rotting, pinceladas en acrílico y muchos cuadros en fibromadera cuadrada.
La muestra virtual “en primera persona” intentó mostrar todo lo que Miguel viene haciendo desde el momento que dejó de lado los temores del “fracaso” o “del qué dirán” para enfrentarse a la posibilidad de hacer lo que más le gusta y no dejar para mañana lo que puede hacer hoy.