Durante la mañana del miércoles, en la plazoleta de calle 30 y 9, que recuerda y lleva el nombre de «Dr. Manlio Gioscio», «el médico del pueblo», se le hizo un homenaje en el marco de la restauración de la plaza con su nombre. para eso, su hija Carmen Gioscio y algunos de sus nietos, estuvieron presentes en el acto organizado por el Municipio de Mercedes con la presencia del Intendente Juan Ignacio Ustarroz y la Secretaría de Desarrollo Social, Jorgelina Silva.
Las palabras centrales fueron las de Carmen, hija del médico del pueblo que falleció en 1955 a los 55 años y que supo ser el hermano del Intendente Julio Gioscio. Carmen Gioscio, acompañada de tres de sus cuatro hijos – María, Juan y Lucas Guinot – y una de sus sobrinas – Romina Gioscio -, recordó la historia familiar la llegada de sus abuelos y la oportunidad que tuvieron los inmigrantes que con 11 hijos pudieron arraigarse en Argentina y lograr que dos de sus hijos fuesen médicos reconocidos por la ciudad que los vio crecer.
Además, recordó su niñez, cuando su padre atendía pacientes en el hospital o en el consultorio particular y que más tarde iba al campo a ver los pacientes en la zona rural. “Mi papá era considerado el médico del pueblo por su generosidad y desapego a lo material y su gran vocación de servicio y conciencia social. Mi padre hizo mucho por los vecinos de la ciudad y es lindo que se lo siga reconociendo”, expresó Carmen que recordó también el aspecto político de su padre peronista.
El intendente Juan Ignacio Ustarroz y la Secretaria de Desarrollo Social Jorgelina Silva también dirigieron unas palabras ante los presentes. «Creo que Carmen sintetiza los valores que una comunidad debe tener, la honestidad, humildad, solidaridad y creatividad”, dijo el Jefe Comunal marcando que esos valores fueron herencia de su padre.
Por su parte, Silva, agradeció a la familia Gioscio por su presencia y destacó que la plaza tendrá un «vecino cuidador». Se trata de Jorge Silva que junto a Olga Altuna serán los «interlocutores entre el Estadio y los vecinos» para el cuidado de la plaza pública. Al «vecino cuidador» se le entregó una medalla en reconocimiento por la labor hecha previamente y él recordó su niñez en la plaza que fue originalmente un baldío, luego un potrero donde los chicos del barrio jugaban al futbol, hasta hace cuarenta años se instalasen los juegos.
