El 25 de mayo de 1810 está plagado de referencias a “padres de la patria” o “revolucionarios”, pero, hay algo más: las mujeres de la patria. Ellas fueron fundamentales. Organizaron tertulias revolucionarias, sociedades secretas, partidos independentistas e incluso iban a promover que los hombres no “vacilen”, que se sumen a las gestas independentistas.
Ana Riglós, Melchora Sarratea, Mariquita Sánchez de Thompson, Casilda Igarzábal de Rodríguez Peña promovían las tertulias en sus casas. Planificaban, opinaban, debatían a la par de los hombres. Ellas, silenciadas por la historia masiva. Ellos, en las tapas de los libros. No se trata de disminuir el rol de los hombres, sino de elevar el de ellas, también grandes hacedoras.
“Aquí no hay que vacilar”, le dijo Casilda Igarzábal al comandante del Cuerpo de Patricios el 18 de mayo, días previo a la jornada histórica.
La historia oficial es blanca, masculina y de clase, pero la realidad es más amplia, importante y compleja.
Las mujeres han sido y son parte fundamental en la construcción de las sociedades. En aquellos años muchas más tuvieron roles protagónicos, como ser María Remedios del Valle, Juana Azurduy, María Loreto Sánchez de Peón Frías, Juana Moro y tanta otras que, algunas, aparecen en los libros, pero la gran mayoría no.
En épocas en que nos debatimos el tipo de sociedad que deseamos construir, es fundamental dar lugar a las mujeres de la patria, aquellas que forjaron y construyeron nuestro país y que, si bien durante décadas y décadas no tuvieron su lugar en las páginas de los libros, merecen estar.
” Aquí no hay que vacilar!” Decían ellas.