IMPRESCINDIBLE… ALFONSO.

Por Oscar Dinova* – Ayer, caprichosamente en el día de su cumpleaños, nos dejó Alfonso Dell´Orto, en sus lúcidos 93 años. Un hombre querible, multifacético, emprendedor y ávido de aprender hasta el último día. Fundó una hermosa familia en la zona de La Plata, trabajador y de un buen humor incomparable. La historia, la trágica historia de nuestro país le disparó un tiro en su corazón, cuando le arrebataron a su propia hija, Patricia y esposo, de su propia casa, casi de sus brazos.
La buscó incansablemente, no dejó un solo lugar ni una sola persona por alcanzar y preguntar. No alcanzó, no pudo. Quedó el magro consuelo de saber su aciago final, con el valiente testimonio de Julio López, un desaparecido en democracia, un dolor más, casi insoportable.
Pudieron haberlo quebrado, arrancado de cuajo la alegría, desintegrar su alma y su naturaleza… pero no. Alfonso fue una guía para los suyos, una columna para todos y una casa donde se recibía a la gente con el corazón y los brazos abiertos.
Como a mí, muchos años más tarde, cuando nos reencontramos con su hija, Cecilia, como dos grandes amigos que hacía casi 40 años no se veían. Era un placer charlar con él, hablar de proyectos, saborear la amistad.
Su muerte nos golpea hoy, pero revindicamos su energía, su integridad y su don de buena gente, que hace a tipos como él, gente imprescindible…
Chau Adolfo, gracias por tu vida.

IMPRESCINDIBLE
Alfonso Dell´Orto, in memorian
Cuando se escriban las búsquedas que no prosperaron
y se le ponga un rostro a la incertidumbre,
a las noches sin final y al recomienzo,
a apostar siempre por un nuevo día,
seguro que tendrá tus ojos y tu firmeza
sumado al buen humor y a la sonrisa
que no pudieron robarte,
aunque intentaron.
Tipos como vos son esenciales,
para poder entender al buen humano,
aquel que recomienza, aunque molido,
el que reconstruye aún desarmado.
No tuve el placer de conocerte
un poco más de tiempo, de circunstancias,
pero fuiste de esas gentes que parecen
que uno conoció, felizmente, desde siempre.
Si hay algo que nos dice que vale la pena
seguir intentando, permanecer de pie, a pesar de todo
fue verte íntegro, dolido y orgulloso
provocando sonrisas a los cuatro vientos,
y guardar una lágrima escondida por tu hija
en los profundos recovecos del alma.
Descansa en paz, dulce guerrero,
forjador de luz en las tinieblas,
no importa demasiado donde vayas
en algún momento, dalo por hecho,
en algún momento… nos rencontraremos.

*Oscar Dinova, escritor mercedino.

COMENTARIOS

Comentarios