Por Cristián Frers* – Es muy difícil elaborar, acordar y ejecutar una política ambiental alejada del disparate si no nos planteamos desmitificar la cuestión ambiental, poniéndola dentro de la sociedad y al servicio de los intereses de nuestra sociedad, dentro de la política (cosa pública) como ocurre con la educación y la seguridad.
Es imprescindible que cada comunidad local elabore un diagnostico actualizado. Cada localidad muestra una realidad ambiental específica, en sus recursos naturales y potencialidades, en la diversidad y magnitud de los problemas que debe enfrentar, en las capacidades y compromisos de sus instituciones y en la población, entre otras. Así mismo, la política obliga a cada comunidad a revisar sus desafíos futuros y a priorizarlos estableciendo plazos para su cumplimiento.
En el año 2006 escribía una nota “El problema de la política ambiental” en la página https://estrucplan.com.ar/ en donde expresaba “La protección del ambiente es esencial para la calidad de vida de las generaciones actuales y futuras. El reto radica en combinarla con un crecimiento económico continuado de manera sostenible a largo plazo. La política ambiental se funda en la creencia de que unas normas ambientales rigurosas estimulan las oportunidades de innovación y negocio. Existe una estrecha interrelación entre las políticas económicas, sociales y medioambientales”.
Ahora, si se tarda 30 años en actualizar las multas a quienes contaminen en el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible de la Nación impulsado por el Ministro Juan Cabandie, quien acaba de impulsar la actualización de los montos que se imponen a los establecimientos que contaminan cursos de agua o provocan perjuicios a las instalaciones cloacales. Mediante esta modificación en la normativa, se crea la unidad fija (UF) como medida para la determinación de las infracciones que se cometan en violación de la Ley 13.577. Lo que se busca con el nuevo sistema es que la multa mantenga su carácter disuasivo en el transcurso del tiempo y genere un mecanismo de actualización automática de los montos con el objetivo de evitar el impacto ambiental asociado a la contaminación hídrica en todas sus etapas.… El problema es que, si se tarda 30 años en actualizar multas, es muy difícil que las políticas funcionen de manera adecuada… Cabe preguntarse: ¿Si el Ministerio de Ambiente de la Provincia de Buenos Aires, recientemente creado por el gobernador Axel Kiciloff, o las Municipalidades van a implementar esta política o seguirán haciendo lo que quieran?
Desde el año 2005 que estoy impulsando la utilización de Humedales Artificiales para evitar que la contaminación por fosfatos (detergentes) llegue al rio Areco, a la altura de la localidad de Carmen de Areco – Provincia de Buenos Aires. El problema de la contaminación del agua y su disponibilidad para las diversas actividades económicas y productivas del país es cada vez más creciente, lo cual ha obligado a la búsqueda de alternativas de solución económicamente viables como la biotecnología. En el agua residual, el fósforo puede provenir de varias fuentes, principalmente por el uso de los detergentes a los que todavía se les adicionan fosfatos, generando problemas en los cuerpos de agua ya que el fósforo en grandes cantidades provoca daños al alterar su equilibrio, a este fenómeno se le conoce como eutrofización.
El uso de plantas acuáticas en el tratamiento de aguas residuales se ha convertido en un enfoque particular en los últimos años. Las plantas acuáticas como la lechuga de agua, el jacinto de agua, los camalotes y los juncos han sido utilizadas para la eliminación de un amplio rango de contaminantes de las aguas residuales. La alta productividad de algunas plantas flotantes y el alto requerimiento nutricional de nitrógeno y fosforo (P) hacen que estas especies resulten adecuadas para reducir los niveles de estos nutrientes de los efluentes. Han pasado casi 17 años y NADIE se ha ocupado de esta problemática.
Merecer el río significa saber hacer uso de él, amarlo, amar sus habitantes, su medio y fundamentalmente desear que nunca deje de ser lo que es hoy, para nuestros hijos y nuestros nietos; y actuar en consecuencia. Merecer el río significa respetar las reglamentaciones, educarse para adoptar una actitud que contribuya a mejorar las condiciones del mismo.
*Cristián Frers – Técnico Superior en Gestión Ambiental y Técnico Superior en Comunicación Social (Periodista).