Así se despilfarra el dinero en los ministerios nacionales como el Ambiental 

Por Cristián Frers* – A mediados de agosto del 2022 la cartera de Ambiente que encabeza Juan Cabandié solicitó “servicios de catering, coffe break y provisión de alimentos”. 

El Ministerio de Ambiente gastará 12 millones en sándwiches de miga y medialunas El lunch millonario que disfrutarán los funcionarios de Ambiente mientras arde el Delta del Paraná. 

El gasto que estimaron para esta compra es de $12.250.000,00; para justificarlo esgrimieron que de esta forma buscan “evitar incurrir en gastos por fuera del régimen de contrataciones” y, como muchas veces los   eventos son planificados con pocos días de antelación, prefieren antes “contar con una contratación que permita satisfacer las necesidades”. De esta forma se buscó justificar el despilfarro y la magnitud del gasto solicitado por el Ministerio de Ambiente. 

Mi pregunta es: ¿Por qué en vez de gastar en “sándwiches de miga “y “medialunas” desde el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible de la Nación NO se ocupan la Ley de Humedales entre otras problemáticas?  

El humo tapa todo. Tapa el cielo, el sol, los pulmones. Tapa la inacción de un Estado que hace años adeuda una ley para proteger uno de los ecosistemas más frágiles que tiene la Argentina: los humedales. Losincendios en el Delta del Paraná ya no tienen época. No hay inviernos ni veranos. Todos los días los focos terminan con la vida que habita estos espacios, de los más valiosos del territorio. 

Hace casi una década se debatenen elCongreso de la Nación proyectos de ley para poder ordenar las actividades que le meten presión a esos reguladores de lluvias y sequías que son los humedalesy sus ecosistemas. Sin embargo, los intentos no han prosperado. 

Ante las críticas por su falta de conocimiento ambiental el ministro resaltó que su conocimiento se relaciona a la gestión, a resolver cuestiones y a sentarse con gobernadores. «Yo lo que hago es rodearme de muchas personas que tienen gran formación académica», concluyó. 

En el país existe una gran variedad de humedales; se calcula que cubren el 21,5% del territorio nacional. En los últimos tres años los incendios han afectado especialmente a los de la región del Delta del Paraná, y se vienen incrementando de manera drástica y sostenida. Entre 2020 y 2021, en el contexto de una prolongada bajante extraordinaria del Paraná y el agravamiento de la sequía, se quemaron más de 700.000 hectáreas de esta región. En 2022, hasta mediados de agosto se quemaron 140.625 hectáreas. 

Con respecto a la responsabilidad sobre la aprobación de la Ley de Humedales Cabandié fue tajante: «Quiero que salga la ley, pero no es mi responsabilidad tener esa ley aprobada porque no soy senador ni diputado«. 

Esto sucede justamente por el Ministerio de Ambiente posee muy poca gente capacita o profesional en ciencias ambientales entre sus miembros, el problema radica en que en esta institución aún no se ha comprendido que el ambiente saludable debe ser también sostenible. El desarrollo humano integral tiene tres dimensiones: económica, social y ambiental. Por lo que además de la protección ambiental y la gestión de los recursos naturales, se debe trabajar por el progreso humano, la dignidad y libertad del hombre, la generación de riqueza y la erradicación de la pobreza. Todo ello al mismo tiempo, ese es el desafío. 

Lo problemático es que nuestro país está plagado de prohibiciones a actividades productivas, sin fundamentos técnicos razonables. El ambientalismo político o anticientífico proscribe el desarrollo de la industria y, sobre todo, de las personas. Lo cierto es que esta posición irracional no permite el pleno ejercicio de los derechos humanos. Al obstaculizar la producción sin fundamento técnico, nos alejamos del sendero del desarrollo sostenible. Esta miopía no permite ver ni proyectar a largo plazo y, mucho menos, contribuir a la generación de riqueza y empleo. 

Se requiere superar esta miopía, permitiendo la protección del ambiente y gestionando, a la vez, los riesgos de las actividades humanas, de manera de mitigar los impactos negativos y potenciar los positivos. El derecho humano apunta a un ambiente saludable y, además, sostenible. Esto impone una visión antropocéntrica de largo plazo para proteger el ambiente, basada en la ciencia y la razón, para propender al desarrollo humano integral, entendido como el desarrollo de las personas, por las personas y para las personas. 

*Cristián Frers – Técnico Superior en Gestión Ambiental y Técnico Superior en Comunicación Social (Periodista). 

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