Por Cristián Frers* – En la Argentina, el litio se extrae a través de la evaporación de la salmuera presente en los salares. Se trata de una técnica más económica que la extracción del mineral de roca, que por otro lado goza de ventajas medioambientales, y del que nuestro país puede sacar provecho debido a la presencia de salares en la Puna de Jujuy, Salta y Catamarca.
Desde fines del 2015 Sales de Jujuy, la empresa formada por tres socios estratégicos: Orocobre, la reconocida extractora australiana de litio; la automotriz japonesa Toyota; y Jemse (Jujuy Energía y Minería Sociedad del Estado), la estatal jujeña.
Esta unión de empresas busca maximizar las posibilidades económicas del emprendimiento proyectado para los próximos 40 años: la primera aporta el know how para extraer el litio en los salares jujeños; la segunda, advirtiendo del potencial uso del mineral en la industria automotriz -y gran conocedora de la demanda de Asia, donde se fabrican el grueso de los celulares y las tabletas-, se orienta a la colocación de la materia prima en el mercado; y, la tercera busca ser parte de un negocio relativamente nuevo y estratégico de la provincia, con amplio potencial de crecimiento, a la vez que intenta garantizarse la oferta necesaria para cuando, en un futuro, se completen los proyectos en danza de producción de baterías en Jujuy.
Hay otros dos en funcionamiento: uno más antiguo en el Salar del Hombre Muerto (Catamarca), y otro a pequeña escala aún, en el Salar del Rincón de Salta, que en conjunto brindan toda la producción de la materia prima (alrededor de 40.000 toneladas) que es exportada en un 100% y… Con suerte también se podría agregar la de Salinas de Gualicho, en Rio Negro.
El proceso de fabricación de litio comienza en uno de los 17 pozos estratégicamente ubicados en el salar, que tienen una profundidad de hasta 200 metros.
Bombas especiales extraen la salmuera, que luego es transportada a través de caños de 16 pulgadas (salmueroductos), cuya extensión más larga es de 16 kilómetros. Al cabo del recorrido, la salmuera es colocada en grandes piletones.
A partir de allí, durante alrededor de un año, el proceso va desde la extracción del mineral de la salmuera hasta que se convierte en producto terminado, bajo la forma sólida de sales. Entonces se apila en bolsas para ser despachado para la exportación.
La salmuera va pasando por 17 piletas, en la medida que aumenta la concentración de litio y el agua se va evaporando, a cielo abierto, bajo las condiciones medioambientales únicas que ofrece la puna jujeña -clima desértico de mucho sol y viento en el día, y poquísimas lluvias- que favorecen la evaporación del agua, y por lo tanto permiten extraer el mineral a costos competitivos.
Hay gente que sostiene que la explotación del litio requiere de perforaciones de agua que luego, se coloca en piletones hasta dejarla evaporar para luego extraer el litio. Para sacar litio hay que hacer perforaciones. Y en la tierra se superponen napas de aguas saladas y de aguas dulces. El litio se extrae perforando, pero al hacerlo se mezclan el agua dulce y la salada y ahí se contamina el agua porque ya no se puede usar ni para consumo humano ni para riego. El agua que sacan la llevan a unos piletones y ahí la dejan secar, evaporar para así extraer el litio.
Uno de los argumentos que se sostienen desde los gobiernos provinciales para intentar avanzar con la explotación del litio, es que no se utilizan grandes cantidades de agua. Pero desde las comunidades aborígenes aseguran que la del litio «es una minería de agua» y que “no tiene un impacto ambiental diferente a la minería del oro”. «Cuando se perfora no queda más laguna porque la secan. Es una minería de agua. Es verdad que no se usan explosivos, pero si se produce un daño ambiental grande porque se utiliza muchísima cantidad de agua. Además, el mismo litio cuando se mueve es contaminante.
No voy a negar que conozco Salinas Grandes en Jujuy y en Salinas de Gualicho en Rio Negro, los dos salares más grandes de Argentina y el agua en estos lugares es realmente es escasa ya que se necesitan dos millones de litros de agua para producir una tonelada de litio. La obtención de recursos minerales que se extraen por disolución y concentración tienen la desventaja del uso intensivo del agua, que suele ser de procedencias alejadas y potable de consumo humano se confrontan con los costos-beneficios y suelen encontrar hueco legales que perjudican a los pobladores por lo que es necesario legislar al respecto priorizando la salud y bienestar futuro exigiendo a las empresas la implementación de técnicas innovadoras de aprovechamiento eficientes y dejando de lado lo eficaz y económico con que se depredan los recursos escasos que perjudican la economía en el corto y mediano plazo.
Hay que entender que en la zona hay cuencas que son cerradas que se nutren de la lluvia. Se crean naturalmente pequeños depósitos acuíferos en donde se almacena el agua dulce. Al realizarse una perforación en los salares y extraer esa agua salina no apta para el consumo, se produce un desplazamiento del agua dulce que está en la cuenca hacia el salar. En consecuencia, el agua que las comunidades usan para riego y consumo humano se saliniza y altera el balance hidrogeológico. Para un territorio en donde el déficit hídrico es extremo, esta gestión del agua significa un desequilibrio para el ecosistema, para las comunidades y para la biodiversidad
Por otro lado, convengamos que entre ambas posiciones existen Estudios de Impacto Ambiental que debería producirse en forma estatal y privada, antes que los emprendimientos mineros comiencen con la extracción del mineral y sobre todas las cosas que sea Vox Populi para que la gente lo entienda y se quede tranquila que no se verá afectada la producción ganadera ni la producción agrícola especialmente de las comunidades aborígenes.
Al consultarle al Ministro de Ambiente y Desarrollo Sostenible, Juan Cabandié, sobre cómo están siendo gestionados estos recursos estratégicos, él sostuvo que “a la ley de minería habría que mejorarla” y “Hay que mirar aquellas normativas que nos ponen en menores condiciones para el desarrollo argentino”.
Muchas veces se contempla lo ambiental como anti productivista. Sin embargo, toda actividad es productivista siempre y cuando no se degrade lo ambiental en pos de utilidades y ganancias.
*Cristián Frers – Técnico Superior en Gestión Ambiental y Técnico Superior en Comunicación Social (Periodista).