La alegría de quienes vienen a ver La Renga es notoria. Canticos. Banderas. Risas y felicidad. Mucha selfie y una fiesta que parece la que vivimos días atrás con la celebración del mundial. El recital dejará un saldo positivo en términos económicos para la ciudad. Hospedaje, puestos de venta, trabajo para la ciudadanía. Todo el comercio muy activo.
Las primeras imágenes de la tarde fueron los clubes con mucho público acampando, una cuestión solidaria que les es de gran utilidad para recaudar fondos para las tareas cotidianas. Los comercios con colas en sus ventas de todo tipo de productos. Música en las calles y alegría de quienes viven la fiesta de la gran banda de rock argentino.