Por Cristián Frers* – Un nuevo estudio sobre riesgos en las infraestructuras que genera la crisis climática muestra que la mayoría de las locomotoras de la economía mundial podrían estar en peligro antes de 2050. El ranking incluye a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y la ubica en el puesto 40. Los daños se producirían por efecto de las inundaciones. El tiempo del que disponemos para prepararnos ante una mayor exposición a las inundaciones puede ser mucho menor de lo que se suponía.
Este estudio revela las localidades costeras de la Provincia de Buenos Aires que podrían ser afectadas, además de partes de la Ciudad de Buenos Aires, que podrían tener que ser abandonadas masivamente debido al aumento del nivel del mar y la erosión de las costas. El aumento del nivel del mar podría hacer desaparecer toda la costa bonaerense desde el Delta del Paraná hasta Mar del Plata.
El nivel del mar aumentó entre 15 y 25 cm entre 1900 y 2018, y se espera que suba otros 43 cm para 2100 en un planeta que experimenta un alza de 2 ºC de temperatura por año, en comparación con la era preindustrial. Sin embargo, podría aumentar 84 cm si el planeta se calienta 3 °C o 4 °C más.
Sea cual sea el escenario, países como Bangladesh, China, India y Países Bajos están todos en riesgo, megaciudades en todos los continentes sufrirán severos impactos, como El Cairo, Lagos, Maputo, Bangkok, Dhaka, Yakarta, Bombay, Shanghái, Copenhague, Londres, Los Ángeles, Nueva York y Santiago.
Seríamos testigos de un éxodo masivo de poblaciones enteras a una escala bíblica, y veríamos una competencia cada vez más feroz por el agua dulce, la tierra y otros recursos
La Ciudad de Buenos Aires aparece entre las 100 ciudades más afectadas. A medida que las condiciones meteorológicas extremas se hacen más frecuentes, Buenos Aires se enfrenta a riesgos que amenazan a las poblaciones vulnerables de la ciudad, como olas de calor, crecidas de ríos, inundaciones costeras y enfermedades transmitidas por vectores.
Las inundaciones son un grave motivo de preocupación. Buenos Aires está flanqueada por dos ríos, el Río de la Plata al este y el Río Matanza-Riachuelo al sur. La ciudad también está atravesada por 11 cuencas hidrográficas. Además, las precipitaciones han aumentado un 32% desde 1960, lo que agrava la amenaza de inundaciones. Para empeorar las cosas, un fenómeno meteorológico local conocido como la Sudestada, trae fuertes lluvias, alta mar e inundaciones costeras entre julio y octubre. Y aunque la ciudad no puede impedir que sople el viento, sí puede tomar medidas para mitigar los riesgos para los ciudadanos
¿Cuál es el rol del Estado? ¿Qué debe pedir, o exigir, la comunidad? No hay duda de que la información, la planificación y la coordinación de las obras es un rol que puede y debe tomar el Estado.
Es necesario tener mapas de riesgo hídrico, difundirlos y mostrar a la población qué lugares se pueden habitar y cuáles no. Los recursos deben usarse de la manera más eficiente. No pueden proponerse soluciones que no lo sean. No podemos pensar en elevar todo a cota de niveles no anegadizos, porque esa propuesta termina en nada.
Promover el uso cotidiano de tecnologías de mayor eficiencia en términos energéticos por parte de la ciudadanía y los municipios de la provincia de Buenos Aires; fomentar la incorporación de criterios de eficiencia energética en los procesos productivos y en el consumo de energía provincial; apoyar a los gobiernos municipales o dependencias del gobierno provincial para la generación de energía por fuentes renovables, promover estrategias de movilidad sustentable, entre otros.
La existencia de información y planificación permite desplegar en el tiempo las obras, ofreciendo un horizonte de futuro a quienes hoy no lo tienen. Pero también permite organizar los esfuerzos de la comunidad para darle la cota adecuada, la información necesaria, ayudarla con programas de esfuerzo compartido, con entrega de materiales, o con relocalizaciones cuando la ubicación no sea conveniente.
Es fundamental que las acciones sean locales, porque debe analizarse con qué población se trabaja, cómo deben ser los mensajes y los sistemas de riesgos que se implementan. Las medidas de adaptación abarcan medidas estructurales, como obras y mantenimiento de infraestructuras, con la creación de un sistema robusto de captación y análisis de variables climáticas.
Lo que se necesita ahora, como siempre, es la voluntad política de actuar y a la sociedad, a la gente le diría: La suma de todos los miedos, finalmente va a suceder Veremos a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires bajó agua y pensar que hace 30 años que busco crear conciencia sobre el cambio climático y buscando soluciones para mitigarlo, pero a NADIE le interesa ni le importa, finalmente ganaron, y… Lo vamos a ver.
*Cristián Frers – Técnico Superior en Gestión Ambiental y Técnico Superior en Comunicación Social (Periodista)