-Calle 146 y Acceso; la quinta del Insomnio Forzoso-
La serenidad y belleza de este Viernes Santo parecía acompañar la fecha. En las barriadas importantes de Acceso Sur, los vecinos se aprestan a dormir…
Pero pasada la medianoche un infierno de sonido emanó de una quinta que da al asfalto y toda paz posible terminó hasta la mañana siguiente.
Habían organizado una «fiesta juvenil» y decidieron adornarla de equipos de sonido que podían poner de pie a una momia egipcia de su letargo inmemorial.
Poco importó a los organizadores la fecha de introspección cristiana, el objetivo fue dejar insomnes a todos los vecinos hasta que ellos decidieran apagar los diabólicos aparatos de sonido.
Temblaban las ventanas, retumbaban los estómagos, se torturaba a los tímpanos y el espíritu.
Poco importaron las denuncias y los llamados pidiendo intervención municipal y policial.
La impunidad de los decibeles violentos continuó hasta casi la mañana, sin miramientos.
¿Nos tendremos que resignar a qué fiestas y eventos, públicos y privados, apabullen nuestra calma?
¿Será más poderoso el egoísmo y la falta de empatía de una persona que toda la estructura del Estado Municipal?
¿Estamos los vecinos para pagar los impuestos y votar de tanto en tanto, sin ser escuchados y respetados en la cotidianeidad?
Hace pocos días, el Intendente de la ciudad, Sr Juan Ustarroz, se acercó a dialogar con los vecinos Acceso Sur y escuchar sus problemas.
Una semana después, y antes que algunas de esas propuestas puedan echar a andar, debemos agregar un reclamo más;
¡Queremos descansar en paz durante las noches!
No es mucho pedir, creo…
¿O SÍ?
*Oscar Dinova, escritor mercedino