“Los años que no tenemos son los que hemos vivido” (G.Galilei)
Ahí anda con sus pequeños pasos,
pequeños, casi inaudibles,
ellos avanzan imperceptibles…
Se va marcando ligeramente
el tiempo que nos dedica/
nos acerca amigos,
nos envuelven dulzuras
y para saber que estamos, aquí,
en este valle de imprevistas lágrimas
también nos aporta sus amarguras.
Así, poco a poco quedan lejos;
la sonrisa de la madre,
la mano segura del padre,
sin advertirlo siquiera,
estamos a la intemperie
enfrentando vientos y tempestades/
por suerte en algún recodo,
una mano amiga nos acerca al remanso.
Es un continuo y un discontinuo,
un torbellino de ajetreos,
y casi sin darnos cuenta
un tanto demasiado a prisa,
pasamos de padres a abuelos.
Quisiéramos ver de vuelta la película,
cortar algún pedazo, corregirla y emparcharla,
ahora que distinguimos mejor
entre lo urgente y lo importante…
pero esta no rebobina,
no admite ediciones caprichosas/
Solo avanza.
Así que, intentemos que cada paso
(o algunos al menos)
dejen una pequeña huella, una buena,
húmeda como los ojos que celebran verte
y festejar en tu día…
un te-quiero-grande, un abrazo estrecho,
un hola, ¡qué bueno!
haber compartido algo de tu vida.
Oscar Dinova, 12 de abril ´56