La educación ambiental en Argentina viene atrasada 

Por Cristián Frers* – La educación ambiental es un campo pedagógico, interdisciplinario y heterogéneo​ que busca generar procesos para la construcción de saberes, valores y prácticas ambientales en espacios de la educación formal, no formal e informal, con el objetivo de promover la conciencia ecológica y el cuidado del ambiente en la ciudadanía. Conceptos con los que estoy de acuerdo en general, pero hacen 50 años que se viene hablando de la educación ambiental… ¿Que vamos a hacer? ¿Hablar otros 50 años para comenzar a generar hechos concretos?  

Este tipo de educación es un proceso que les permite a las personas investigar sobre temáticas ambientales, involucrarse en la resolución de problemas y tomar medidas para mejorar el ambiente. Como resultado, los individuos alcanzan un entendimiento más profundo de las temáticas ambientales y tienen las herramientas para tomar decisiones informadas y responsables. El tema es, que, por el momento, en Argentina, esto no sucede. La educación ambiental en este país, está poco más que en pañales, pese a los esfuerzos y los planes oficiales que se están tratando de implementar. 

Ha transcurrido casi dos años, en el país, desde la promulgación de la Ley de Educación Ambiental Integral. En el pasado, diversos proyectos de ley habían perdido estado parlamentario. Esta propuesta contó con apoyo del Poder Ejecutivo nacional. La norma propone incentivar procesos educativos que aborden contenidos específicos y transversales tendientes a la concientización ambiental. Se trata de un proceso que defiende la sustentabilidad como proyecto social, el desarrollo con justicia social, la distribución de la riqueza, preservación de la naturaleza, igualdad de género, protección de la salud, democracia participativa y respeto por la diversidad cultural. Sin embargo, la aplicación muestra una distancia entre sus objetivos, la pregnancia social del proyecto y el rol del Estado nacional para ponerla en marcha.   El contexto de pandemia tendría que haber servido como una excusa para impulsar muchísimos debates ligados a la agenda ambiental y considero que el Gobierno se conformó con tener una Ley. 

Esta ley tiene el objetivo de establecer el derecho a la educación ambiental integral como una política pública nacional en consonancia con leyes vinculadas al ambiente y la educación. De algún modo, llama a poner en práctica lo establecido en tres normativas preexistentes: la Constitución Nacional, la Ley de Educación Nacional y la Ley General del Ambiente, que contemplan a la educación ambiental como un proceso fundamental para el ejercicio pleno de la ciudadanía. 

Muchas veces la falta de coordinación y de planificación de las acciones de los gobiernos han derivado en una total ineficacia de sus políticas, y han significado, en las cuestiones de ambiente y de infraestructura, la necesidad de volver al principio, a cero. Por ejemplo, las muy pocas veces que se han establecido medidas anticontaminación de los cursos de agua, se acciona contra diversas empresas, pero no se tienen en cuenta los basureros a cielo abierto, que siempre se encuentran a la vera de los ríos, o se vierten líquidos cloacales sin tratamiento alguno, o simplemente se fugan efluentes con la complicidad de ciertos funcionarios que hacen la vista gorda. Las políticas ambientales, sobre todo aquellas dirigidas a frenar el daño que causa la contaminación deben ser a todo o nada, es decir que si se emprende una campaña no se pueden dejar fisuras o empezar por pequeñeces. No sirve llevar a los jardines de infantes a juntar papelitos, mientras se deja que una poderosa industria desvíe su efluente contaminante de la planta de tratamiento.  

La aplicación de la educación ambiental no consiste, entonces, en una mera aplicación de ajustes y complementos a los programas tradicionales de la educación,se trata, más bien, de convocar a nuevos enfoques, nuevos contenidos y nuevos métodos, haciendo más flexibles las tradicionales estructuras de los sistemas educativos. 

Esta educación es fundamental para proteger el ambiente, la vida silvestre y los recursos para las generaciones actuales y futuras. Es importante educar sobre el medio ambiente para que se pueda comprender la importancia de cuidar el planeta. Esos conocimientos sobre su entorno son tan importantes como educar sobre el mundo. Y es que las personas deben aprender a cuidar y mantener la tierra para que pueda sustentar la vida en el futuro. 

*Cristián Frers – Técnico Superior en Gestión Ambiental y Técnico Superior en Comunicación Social (Periodista). 

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