Todo está roto en Argentina empezando por el Medio Ambiente

Por Cristián Frers* – Una demanda por contaminación impulsada por Beatriz Mendoza junto a vecinos de la cuenca llevó a la Corte Suprema de Justicia en 2008 a resolver un fallo de vanguardia que supuestamente ordeno al Estado a llevar a cabo una política de saneamiento y recuperación de la zona. A 15 años de este suceso, no podemos celebrar grandes avances.

Al vislumbrar el accionar del Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA), de las autoridades de la Provincia de Buenos Aires y del Estado Nacional, se puede concluir que los resultados del fallo son, al año 2023, altamente insuficientes. Mientras que el Gobierno de la Ciudad desarma las agencias encargadas del Riachuelo, diluyendo las responsabilidades, el Gobierno Nacional licita y otorga permisos para realizar obras que destruyen los humedales de la Cuenca, la única herramienta para limpiar el río y contener inundaciones. 

Cómo si esto fuera poco, la Auditoría General de la Nación informó que hay serias irregularidades en el manejo de fondos de la Autoridad de la Cuenca Matanza Riachuelo (ACUMAR) y la Sindicatura General de la Nación notificó que esta misma situación se da en el manejo de fondos de las obras del Sistema Riachuelo.  

Las obras inconclusas de AySA (Aguas y Saneamientos Argentinos) y demás responsables de llevar la red de agua potable a la región, la priorización de los negocios por sobre la justicia social y la falta de conciencia ambiental de los gobiernos son deudas pendientes que se tornan urgentes en la coyuntura actual. 

 Así llegamos al 23 de septiembre del corriente año, a pocos días de la próxima elección presidencial del 22 de octubre, donde La presidenta de AySA, Malena Galmarini esposa de Sergio Massa, candidato de Unión por la Patria (Peronismo), dio inicio al proceso de puesta en marcha del “Sistema Riachuelo”, una megaobra de ingeniería que supuestamente marcara un hito en la historia sanitaria argentina al brindar una solución sustentable en una de las áreas más contaminadas del país: la cuenca Matanza-Riachuelo. Esta obra sin precedentes en términos técnicos, tecnológicos y sociales se traducirá en mejoras concretas en salud de la población.

“Después de muchos años de trabajo en este proyecto finalmente se pondrá en marcha una obra de enorme complejidad, es el primer sistema de saneamiento construido de manera completa y simultánea en la historia de Argentina. Vinimos a saldar una deuda con las argentinas y argentinos, contribuyendo en la reparación medioambiental de la cuenca. Hago política para transformar la vida de la gente, y hoy estamos acá transformándola, digan lo que digan” expreso la presidenta de AySA, cosa de la cual descreo totalmente porque considero que es solo “campaña política” en vista de las próximas elecciones, ya que la agenda ambiental está ausente en la campaña y casi por completo de las plataformas electorales.

La obra tendría un costo de 1200 millones de dólares financiados por el Banco Mundial; que supuestamente generará más de 1500 puestos de trabajos y permitirá reducir un porcentaje importante de los efluentes cloacales, ya que los mayores contaminantes de la cuenca se componen en un 70% de los efluentes cloacales y lo restante son los residuos sólidos urbanos y los químicos industriales que vuelcan las empresas. Una vez en funcionamiento esta obra, se estima que, además de mejorar la calidad del ambiente beneficiará a cerca de 4,5 millones de habitantes. 

Pero… GENTE pasaron 15 años desde el fallo de la Corte Suprema de Justicia en el 2008: ¿Que se hizo durante todo ese tiempo? ¿Durmieron el sueño de los justos? La problemática ambiental no puede ni debe tomarse tanto tiempo para resolver sus problemas. Hacen falta POLITICAS de ESTADO AMBIENTALES que NO existen, ni en este el gobierno ni en el que asuma.

La lucha por el saneamiento es una batalla contra la corrupción, la burocracia, la incapacidad, la apatía y la mentira; es en definitiva una lucha emblemática contra la mediocridad. El agua es un don que la naturaleza ofreció a la vida y a cada uno de nosotros. Por todo esto, el agua constituye una de las metáforas más significativas. ¿Cómo cuidarla y no luchar por ella?  

Yo creo que merecer un río significa saber hacer uso de él, amarlo, amar sus habitantes, su medio y fundamentalmente desear que nunca deje de ser lo que es hoy, para nuestros hijos y nuestros nietos; y actuar en consecuencia. Merecer un río significa respetar las reglamentaciones, educarse para adoptar una actitud que contribuya a mejorar las condiciones del mismo.

*Cristián Frers – Técnico Superior en Gestión Ambiental y Técnico Superior en Comunicación Social (Periodista).

COMENTARIOS

Comentarios