Por Cristian Frers – Los humedales albergan un ecosistema único donde el medio acuático y el terrestre se funden para dar refugio a un sinfín de especies. Para simular este ecosistema natural nació la idea de los humedales artificiales con el fin de depurar aguas sucias provenientes de industrias o hogares.
La idea fundamental o solución biotecnológica consiste en la instalación de humedales artificiales que actúan como filtros naturales. Ubicados entre la planta y los recursos acuáticos (ríos, lagos, lagunas), estos sistemas, además de no necesitar mantenimiento ni consumir energía eléctrica, cuestan menos que la cuarta parte de un sistema de tratamiento tradicional. Los humedales se construyen utilizando diferentes especies de plantas que abundan en la zona: totoras, repollitos de agua, camalotes o juncos.
Desde el año 2006 que estoy impulsando el uso de humedales artificiales en el Municipio de Carmen de Areco – Provincia de Buenos Aires, para evitar la contaminación por fosfatos (detergentes) en una fuente de agua dulce como es el rio Areco. Y… la verdad es que la gestión anterior encabezada por Marcelo Alejandro Skansi (2007 – 2019) y la gestión actual encabezada por Ivan Villagran (2019 – 2027, ya que se impuso en las últimas elecciones locales) junto a los funcionarios públicos miraron y miran para otro lado, como si no les interesara el tema.
El tema es que el aporte excesivo en las aguas del río Areco de fósforo y nitrógeno favorecen un proceso que se conoce como eutrofización del agua, que consiste en una fertilización que origina un crecimiento desmedido de algunas especies de algas en superficie que terminan por impedir el paso de la luz, de manera que las algas del fondo no pueden realizar la fotosíntesis y el agua acaba perdiendo casi todo el oxígeno, por ende, termina con la vida de los peces.
Si se hubiese aplicado los humedales artificiales, seguramente hoy la localidad sería pionera en aguas circulares con una experiencia de 12 o 13 años en el tema, pero ni ciudadanos, ni funcionarios públicos ni políticos de aquellas épocas o de la actualidad se mostraron o muestran interesados en el tema.
La necesidad de afrontar la reducción de la calidad de los recursos hídricos y la gran demanda de agua de los sectores económicos hacen esencial una transformación del modelo en la gestión de este recurso vital. Es necesario que reconsideremos nuestros enfoques tradicionales e ineficientes del consumo del agua y adoptemos nuevas estrategias que posibiliten que este recurso vital sea reutilizado lo más posible, y lograr normas eficientes para la gestión del agua.
La economía circular del agua, se plantea como un enfoque innovador y necesario en medio de la demanda de recursos naturales a nivel local, provincial y nacional. Ante una creciente y constante demanda de los recursos naturales, el agua es un recurso crítico cuya disponibilidad se encuentra amenazada por el crecimiento de la población, el aumento de la actividad industrial, la agricultura en expansión y los desafíos del cambio climático.
La circularidad del agua consiste en la transformación económico lineal del agua, es decir, usar y verter este líquido esencial, en un modelo circular que consiste en el reusó de las aguas tratadas para disminuir el consumo neto del agua potable en otras aplicaciones.
La economía circular del agua se plantea como una de las estrategias potenciales para abordar los desafíos actuales y futuros relacionados con el agua, y así garantizar un futuro más sostenible.
Resulta evidente que la gravedad del problema abarca y compromete distintos sectores involucrados frente a los problemas que sufre un río que puede ofrecer todavía mejores posibilidades, de las que se aprovechan en estos momentos. Lo cierto es que, como en tantos otros casos, los argentinos disponemos en el río Areco de un rico patrimonio y muy poco es lo que se hace por preservarlo. La lucha por el saneamiento es una batalla contra la corrupción, la burocracia, la incapacidad, la apatía y la mentira; es en definitiva una lucha emblemática contra la mediocridad.
Merecer el río significa saber hacer uso de él, amarlo, amar sus habitantes, su medio y fundamentalmente desear que nunca deje de ser lo que es hoy, para nuestros hijos y nuestros nietos; y actuar en consecuencia. Merecer el río significa respetar las reglamentaciones, educarse para adoptar una actitud que contribuya a mejorar las condiciones del mismo.
*Cristian Frers – Técnico Superior en Gestión Ambiental y Técnico Superior en Comunicación Social (Periodista}.