Cristián Frers* – Nuestro planeta irradia vida. Todo lo que nos rodea está vivo, desde la planta más pequeña hasta el animal más grande.
Los bosques, los mares, los océanos, las montañas y cualquier escenario en donde las especies se desarrollan están llenos de vida. Desarrollan sus vidas todo tipo de animales, insectos, anfibios, plantas y algunos otros microorganismos. Este conjunto de elementos que interactúa entre sí y que crea un delicado equilibrio ecológico se conoce como biodiversidad.
La biodiversidad, o diversidad biológica, alberga la amplia variedad de seres vivos que habitan el planeta Tierra y sus patrones naturales tras miles de millones de años de evolución. La biodiversidad es por tanto el término que incluye las especies vivas que suministran el sistema de soporte vital de la Tierra; una agrupación de plantas, animales, insectos y peces componen los ecosistemas que nos proporcionan comida, agua limpia, aire y energía.
Por medio de la diversidad biológica, el planeta brinda las condiciones necesarias para que se sustente la vida y, a su vez, se creen diversas formas de vida. Las especies interactúan con el ecosistema que las rodea para desarrollar su existencia. Este proceso genera un ciclo sin fin en donde el crecimiento y la evolución natural es recíproco, y donde la vida genera, a su vez, más vida.
La tala desmedida de árboles, la pesca desmesurada, la deforestación de tierras con fines agrícolas, el uso excesivo del plástico, la contaminación de los mares, la aplicación de técnicas de cultivo que erosionan los suelos, entre muchos otros factores, ha alterado drásticamente el ciclo de vida del planeta. Esto ha dado paso a zonas áridas, a la disminución de los recursos alimenticios, a la escasez de agua, al desplazamiento de los animales y a la aparición de especies invasoras. Asociado a esto, el calentamiento global ha enfermado gravemente al planeta. El camino de la evolución ha sido alterado de forma bastante abrupta por las actividades humanas. Si únicamente la basura se desecha y termina en un basurero a cielo abierto, producirá gas metano a razón de 16 kg de dióxido de carbono.
Para enfrentar estas amenazas, el desafío es que las decisiones, tanto públicas como privadas, se basen en los múltiples valores que están en juego y los múltiples sectores sociales que están afectados
Este año se canceló la votación para aprobar la ley de protección a la naturaleza de la Unión Europea (UE) luego de que Hungría retirara su apoyo al proyecto. La emblemática normativa tiene como objetivo restaurar el ambiente de los países que componen el organismo.
La retirada de Hungría pone en jaque el avance de esta política, ya que los países de la UE que la apoyan perdieron su escasa mayoría.
La ley de protección a la naturaleza es una de las políticas medioambientales más importantes del bloque, ya que les exigirá a sus miembros que introduzcan medidas para recuperar la quinta parte de sus ecosistemas terrestres y acuáticos para 2030.
En Argentina, los objetivos para este año sería hallarle una solución a esa falta de amparo legal. Deberíamos tener una ley de presupuestos mínimos que nos permita hacer planes de gestión y manejo de los corredores, con una autoridad de aplicación y un poder fiscalizador por parte del Estado nacional o las provincias.
Detener con urgencia la deforestación ilegal y ampliar la protección de los bosques nativos. Y, la creación de gradientes o zonas de amortiguación en torno a las áreas protegidas para que un animal que necesita salir del parque o la reserva para encontrar un pozo de agua o buscar presas no se encuentre con que el bosque termina abruptamente y empieza un cultivo rociado con agroquímicos.
Es importante un plan de transición energética. Pero un plan de verdad, trazado, anualizado, con metas cuantificable y medibles. Todo lo hecho hasta ahora por país en el tema del cambio climático ha sido básicamente discursivo. Hay que tomarse en serio un interrogante que se repite en todos los idiomas del mundo: ¿Cómo acelerar la des carbonización para reducir el efecto invernadero y frenar el ascenso de temperatura global?
Lo que se requiere son medidas acordadas y con mecanismos para exigir su cumplimento, que regulen el comercio de la biodiversidad, protejan los intereses de los abastecedores, apoyen las necesidades de las comunidades, protejan el ambiente y pongan límites al movimiento de las empresas. Nuestros hijos y las generaciones futuras, agradecidas.
*Cristián Frers – Técnico Superior en Gestión Ambiental y Técnico Superior en Comunicación Social (Periodista).